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PATIO DE BUTACAS

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FRANCISCO GRIÑÁN

Sábado, 22 de noviembre 2014, 13:04

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Todos los años acaban igual. Con sobredosis de festivales de cine. En Andalucía se celebran muchos certámenes, aunque son tres los que traspasan nuestras fronteras. El más veterano, el Iberoamericano de Huelva, presume de veteranía al celebrar estos días su cuarenta cumpleaños; el más cinéfilo, el Europeo de Sevilla, clausuró el pasado fin de semana su undécima cita, y el más influyente, el Cine Español de Málaga, ya mismo presentará una edición que se avecina redonda, la decimoctava, que se celebrará con la primavera.

Los tres certámenes, que están respaldados por sus ciudades y su público, tienen su propia personalidad, pero su puesta en escena no difiere mucho uno de otro. Incluso se convierten en foros propicios para los creadores y productores andaluces. Por eso no se entiende que Sevilla y Huelva anden pisándose la cola de la alfombra y que incluso se den codazos celebrándose de manera paralela como ocurrió el pasado fin de semana. La distancia entre ambos festivales parece mayor que los apenas noventa km que separan sus sedes.

En Málaga también estamos de película con el cinéfilo Fancine, el certamen de la Universidad de Málaga que va ya por su vigesimocuarta edición. No solo es el veterano de nuestros festivales -desde que se dejó morir el de Cine Científico de Ronda-, sino la guinda de la fascinación de la provincia por los terrores y la ciencia ficción tras celebrarse las citas fantásticas de Estepona (septiembre) y Torremolinos (comienzos de noviembre).

El Fancine sigue buscando al aficionado al género, entre ellos el público universitario, pero ha hecho este año algo inteligente. Sacar sus actividades a la calle Alcazabilla para contagiar al público que no es habitual de sus salas. Su cartelera vuelve a ofrecer perlas por descubrir y, entre sus galardones, concede un premio gordo de 6.000 euros para que sus alumnos rueden un corto. Los recursos son pocos y el esfuerzo es evidente, pero su lado oscuro vuelve a ser una programación con el piloto automático. Se echan de menos apuestas innovadoras, el cine fantástico español que se esta haciendo o revisiones del género con más profundidad. Si algo hay en una universidad son expertos. Y en cine, no le faltan. ¿Ningún profesor o departamento se atreve a liderar este formidable proyecto?

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