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FÚTBOL ESCRITO

El sentimiento

JOAQUÍN MARÍN D.

Jueves, 23 de octubre 2014, 12:46

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Siete malagueños jugaron en La Rosaleda con la blanquiazul el célebre día de la paliza al Real Madrid por 6-2, en 1983. Fernando, Popo, Brescia, Recio, Canillas, Jose y Azuaga, a quienes sería de justicia sumar a Juan Carlos, el actual médico del equipo, madrileño de nacimiento, pero poco más. Una consulta al tristemente fallecido esta semana Juan Cortés me habría a evitado mirar los datos; su prodigiosa memoria habría bastado para confirmar que uno de los hitos de la historia blanquiazul estuvo protagonizado por una inmensa mayoría de malagueños, de la capital y de la provincia, canteranos, y dirigidos por Antonio Benítez, también malagueño aunque nacido en Alicante. El fútbol sirve para que estar orgulloso de donde es uno no esté mal visto, acaso gracias al ejemplo del Athletic, donde lo bueno no es que sean vascos, sino que son de la casa. Pues lo mismo ocurre aquí: se genera un sentimiento de pertenencia, no excluyente pero sí reivindicativo, cuando se ve a unos cuantos 'chaveas' de la tierra enfundarse la camiseta del equipo de la provincia y brillar en un partido como ocurrió el pasado sábado en Córdoba. Fueron cuatro, Samu, Recio, Samu Castillejo y Juanmi, quienes se comieron el césped y demostraron que la cantera malagueña siempre ha sido prolífica. Los mayores dicen que siempre que el Málaga ha tenido problemas o necesidad, ha tirado de los jugadores del Malagueño y ahí ha estado la solución. El fútbol es una profesión y nadie va a dudar de la entrega de quienes se ponen una camiseta, pero a los románticos de este deporte nos gusta pensar que los que se han criado cerca del estadio, los que han soñado desde pequeños con jugar en su equipo, ponen algo más en el césped: el sentimiento.

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