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INTRUSO DEL NORTE

Noventayochista de espigón

JESÚS NIETO JURADO

Lunes, 20 de octubre 2014, 13:01

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Con una cerveza del chino y un remojón playero, desde el espigón que besa el tapiz del Mediterráneo acabamos por dar la razón a Manuel Alcántara en que, verdaderamente, hay aquí muchos días como para echarse novia formal. Uno toma estas curas pobres de estrés al sol inopinado de octubre. Son estos días que uno, asqueado por el presente -e inspirado por luz y el horizonte calmo y nítido-, se vuelve noventayochista de domingo: bien retirado del rugir del tuiter y esas yerbas. Sólo así me da por marcarme una 'paradinha' columnera entre tanto consejero trincón, tanta concejala tuitera, y pensar en este asunto tan provincial, Cataluña, que como país nos ha abierto ya las heridas más recónditas: en mitad del túnel.

Porque sí: lo consiguieron. Se prestigió la 'periferia' con el sonsoniquete de abogados progres de la Capital que van buscando el cobijo tonto de un europeísmo falaz. Cataluña independentista nos metió el gol del federalismo. Digamos que el federalismo es un árbol a cuya sombra se van cobijando aquellos que reniegan -o se esconden- de España como quien huye del sol que nos da vida. Pero hoy estoy yo, aquí, intruso, para defender España como algo más que la burocracia. Y sí, escribo entre lágrimas porque a España la han abierto en canal dos publicistas catalanes y un pistolero charnego que nació en Sevilla. Reivindiquemos a España: la patria es al final un sentimiento cómodo, un amanecer, unos espetos con bouqet y una rubia que nos mira, a pesar de todo, enamorada.

Lo que pasa es que por ahí sale la izquierda (fui/soy militante) considerando España, o el Estado español, como una ventanilla a la que ir a reclamarle los pañales -metafóricos- del padre Jordi Pujol. Digamos que el internacionalismo es un invento de una marca de cervezas filipina que se viene a España a vendernos el sorbo cosmpolista (tié huevos).

Pero lo que interesa es España, sí. Me dice Leguina, citando a Costa, que hay que abrir escuelas y despensas y enterrar al Cid: cierto es que en el palo de la rueda de España hay un palo que es el de una una metafísica excesiva; pero reducir la patria a un surtidor inflamado de funcionarios cabrea. Entre el hacer caja con el Estado que «ens roba» y la «unidad de destino en lo Universal» hay un país en el que muchos andamos, bebemos, ligamos, leemos y tapeamos bajo este sol del membrillo que anuncia un largo tiempo.

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