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LA ROTONDA

Errores en el ébola

Ángel Escalera

Martes, 14 de octubre 2014, 12:52

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Cuando el ébola era problema de otros nos sentíamos a salvo, ahora que el virus está con nosotros cunde el miedo. Preocupa más una desgracia en nuestra calle que una tragedia a miles de kilómetros. Es ley de vida, aunque por medio esté la muerte. El ser humano, que cree saber mucho, sabe poco de un agente infeccioso microscópico que se lo lleva por delante hospedándose en su cuerpo sin haber sido invitado. La solución pasa por controlar el brote en África pronto. Para ello, es imprescindible que los países desarrollados destinen el dinero que sea preciso. Si no lo hacen, luego se arrepentirán, pero ya será tarde. El primer contagio de ébola fuera de África se ha dado dentro de España. Más que mala suerte es que no se han hecho bien las cosas. Un cúmulo de errores nos ha llevado a una situación que ha disparado una alarma entre la población que no recuerdan los más viejos del lugar. Para los españoles, el ébola es una enfermedad nueva pese a que ya está en su edad adulta desde que se tuvo noticia de ella a mediados de la década de los años setenta del siglo XX. Esta crisis sanitaria nos ha demostrado dos cosas: que no estábamos preparados para enfrentarnos de tú a tú con un enemigo desconocido y que siempre es preferible prevenir que curar. Quienes nos gobiernan han vuelto a hacer aguas. No es que el naufragio nos sorprenda, pero nos ha hundido en la inquietud. Menos mal que nos dijeron que todo estaba bajo control antes de que los hechos se descontrolasen.

Una vez producido el desastre, lo de siempre: sálvese el que pueda. De dimitir no hablamos. Destituciones puede que las haya, pero serán a virus pasado. Así nos va. Los excelentes profesionales sanitarios, que son los únicos en que se puede confiar, no se merecen a los dirigentes que los mandan. El PSOE critica al PP sin ver que no hay que mencionar la soga en la casa del ahorcado. En Madrid ha habido múltiples fallos. Tienen razón los socialistas en meter el dedo en la llaga, pero antes tendrían que ponerse la mano en el pecho. No hay que olvidar que las denuncias sobre las carencias de los cursos de formación que se impartieron en la capital de España son similares a las sacadas a la luz en Andalucía, donde gobierna el PSOE. O sea, que la falta de previsión y el pensar que nada iba a suceder, pero que ha sucedido, ha dejado con el trasero al aire a unos cuantos. De nuevo se comprueba que nadie escarmienta en cabeza ajena, aunque más de un cargo público debería perder el puesto por su mala cabeza. Esperemos que aprendan de sus yerros.

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