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LA ROTONDA

No era ébola

Ángel Escalera

Martes, 2 de septiembre 2014, 08:20

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El paciente nigeriano ingresado en el Hospital Carlos Haya en situación de aislamiento preventivo por una sospecha de ébola no tiene esa grave enfermedad infecciosa. Lo que sufre es malaria (paludismo). Los análisis llevados a cabo por el Centro Nacional de Microbiología del Instituto Carlos III han descartado que se trate de un caso de ébola. Esta es la parte positiva. Lo importante es que el enfermo no está infectado por ese virus, pero eso no debe dejar en el tintero que hubo fallos en la activación del protocolo, errores denunciados por los sindicatos que deberían haberse evitado, porque se sabía que en cualquier momento podía surgir una sospecha de ébola en la provincia de Málaga. El paciente acudió al Hospital Comarcal de Antequera, donde tras atenderlo consideraron que tenía malaria y lo enviaron a Carlos Haya para confirmar el diagnóstico. En Antequera, a pesar de que el hombre había estado hacía unos días en Nigeria (uno de los países afectados por el brote de ébola), no creyeron que la alta fiebre que le aquejaba guardase relación con esa grave enfermedad. No parece lógico que el paciente acudiese a Carlos Haya conduciendo su propio coche, acompañado por su mujer y sus hijos. No tiene ébola y eso, insisto, es lo bueno, pero ¿y si hubiese estado contagiado? Entonces se habrían incumplido las normas marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el traslado de esos enfermos. No hay que caer en el alarmismo, pero tampoco hay que relajarse y creer que aquí no puede detectarse ningún caso de un virus que ya ha causado casi 900 muertes en África.

Una vez en Carlos Haya, los sindicatos aseguran que no se cumplió el protocolo y hubo anomalías que habrían sido peligrosas si se hubiese confirmado que el nigeriano estaba infectado por el ébola. Los representantes sindicales responsabilizan a la gerencia del centro hospitalario de mala gestión en este asunto «por no haber dado la cara» y no haber informado y formado a los profesionales convenientemente. La Consejería Salud, por su parte, afirma que se actuó como marca el protocolo. Tiempo habrá para aclarar lo sucedido en profundidad y depurar responsabilidades si fuese necesario. Tras una primera valoración de los hechos, todo apunta a que las cosas se pudieron hacer mejor. Por lo menos, con más transparencia y con más claridad para evitar malentendidos y miedos. En situaciones de este tipo, la medicina más eficaz para tranquilizar a todo el mundo es dar las explicaciones pertinentes. Esperemos que este falso ébola sirva de experiencia para -si en un futuro hubiese que activar otra vez el protocolo- hacerlo de forma y manera que no dé lugar a dudas.

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