Borrar
A CADA UNO LO SUYO

La violación

Es propio de una sociedad civilizada contar con una opinión pública beligerante y sensible ante cualquier delito contra alguno de sus miembros

PEDRO MORENO BRENES

Lunes, 1 de septiembre 2014, 10:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La violación es un siniestro escenario donde la coacción, la violencia y la maldad convierten las relaciones sexuales en una pesadilla. Frente a la violación, como ante cualquier delito, deben actuar con eficacia y rapidez los jueces, con la colaboración inestimable de la policía, los fiscales, los abogados y demás profesionales que intervienen en el proceso penal. Hay que dejarlos trabajar y esperar que lo hagan bien, como estoy convencido que es su voluntad en el 99,9 de los casos, lo que no excluye que cuando no nos merezca una valoración positiva podamos expresarlo con libertad y respeto, aunque, por puro sentido común, hay que esperar que quienes han visto y leído atestados, declaraciones, y demás material de la instrucción, sabrán sobre ese caso concreto muchísimo más que el resto de los mortales.

En Málaga, mi ciudad, al comienzo de la pasada feria de agosto, los ciudadanos tuvimos conocimiento por los medios de comunicación de que la policía encontró a una chica que denuncia haber sufrido una violación por 5 personas, que la mujer tiene signos de desgarros de los que es atendida por los servicios sanitarios y que 5 personas son detenidas por esos hechos. No parece un disparate que los medios, con su libertad de información, hablen de violación y que exista una reacción de la opinión pública, ejerciendo la libertad de expresión, al amparo en ambos casos del artículo 20 de la Constitución. A todos hay que pedir que respeten los demás derechos en juego, en especial el honor, la intimidad y la propia imagen y a los medios, además, que la información sea de relevancia e interés público (y en este caso eso no ofrece duda alguna) y que sea veraz, es decir, que como exige el Tribunal Constitucional, lo relatado sea entendido como el resultado de una razonable diligencia por parte del informador para contrastar la noticia de acuerdo con pautas profesionales ajustándose a las circunstancias del caso, lo que en este supuesto creo que tampoco ofrece dudas. El que exista una resolución de sobreseimiento provisional en esta causa, sin oposición de Ministerio Fiscal ni la acusación particular, no le quita un ápice al asco e indignación que todos debemos de sentir ante este tipo de delitos, sino al contrario, confirmar que los que tienen que actuar, en principio y salvo prueba en contrario, lo han hecho correctamente. La juez al no continuar una instrucción donde, con lo actuado y que ella mejor que nadie conoce, «no aparece debidamente justificada la perpetración del delito», el fiscal y las partes, al no oponerse de forma temeraria a esa resolución, la policía al recabar todos los datos en su atestado o los testigos por decir lo que han visto. ¿Qué se esperaba, que la jueza siguiera adelante a pesar de no encontrar justificación? Mantener a alguien en prisión o sujeto a un proceso penal es algo muy grave que solo se puede hacer cuando existan indicios, por lo que es inaceptable que se insulte a la jueza por hacer su trabajo conforme a la Ley, y no a lo que lee o escucha en los medios o en red. Cualquier delito o indicio del mismo, genera sufrimientos a quien lo padece o a quien aparece como responsable sin serlo. Las personas denunciadas con falsedad tienen todo el derecho a defender su honor y la denunciante lo tiene a intentar reabrir el proceso si cuenta con argumentos más sólidos en un futuro. Así es como debe de funcionar una sociedad civilizada en un Estado de Derecho.

Pero también es propio de una sociedad civilizada contar con una opinión pública beligerante y sensible ante cualquier delito contra alguno de sus miembros. Por eso me parece saludable que la redes ardieran de indignación ante unos indicios de que había delito (hubo una primera resolución judicial de libertad con cargos y orden de alejamiento). La indiferencia o la prudencia extrema (esperar a la sentencia) mal favor le haría a la causa de los derechos y libertades públicas. Cuestión bien distinta son los maximalismos, excesos y disparates que se pudieron oír y leer sobre estos hechos, los cuales hay que calibrar atendiendo a la formación, experiencias o posición que cada uno ocupa. No es lo mismo que alguien afectado por delitos similares despliegue su rabia con propuestas que se pueden comprender aunque no se compartan, que los que con relevancia mediática, entraron en una espiral donde salirse del guión por ellos establecido era equivalente a condescendencia o blandura con delitos tan aberrantes. Llamar agresión sexual a la violación no es suavizar su gravedad, simplemente que ésta es una modalidad de aquella según el Código Penal (art. 179), y aunque siempre sea deseable mayor seguridad, es poco serio hablar de fallos policiales por el mero hecho de no estar presente en un lugar concreto para impedir un delito, simplemente porque esa garantía absoluta es imposible. Considero desafortunadas las primeras declaraciones del alcalde, pero no por eso lo tengo por indiferente hacía hechos tan graves. Y desde luego, alabar el buen hacer de los profesionales de los medios y descalificar al mismo tiempo la reacción de las redes, basada en esa información, no es precisamente un ejemplo de coherencia.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios