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EL MIRADOR

Memoria de pez

Esos alcaldes sólo actúan como los pescadores al poner cebo en el anzuelo para que los peces piquen

Teodoro León Gross

Martes, 22 de julio 2014, 12:14

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Hay una clase de corrupción, de hecho denominada 'corrupción difusa', que es invisible pero dañina, como la capa agujereada de ozono. A esa categoría corresponde el titular corrosivo del sábado: 'Los alcaldes se lanzan a hacer obras a diez meses de las elecciones'. Esta clase de corrupción apenas escandaliza a nadie. Es verdad que no se trata de un delito que haga saltar las costuras del Código Penal, pero sí que es una perversión ética al usar recursos públicos no en función del interés general sino de sus intereses particulares. El alcalde de Málaga presentará el Cubo Pompidou, el parque del Campamento Benítez aunque sea un parque de mínimos y la peatonalización del entorno de la Catedral; en Marbella, el Bulevar de San Pedro; en Fuengirola, el Parque Fluvial; en Vélez, el Jardín Botánico del Cerro de los Remedios; en Rincón. y así uno tras otro. Ha habido proyectos paralizados cuatro años para coincidir con las urnas. Así va esto. En definitiva gestionan lo nuestro no en función de nuestros intereses sino de los suyos.

Claro que esto no se le puede reprochar a los alcaldes. Sí, son trileros ventajistas que actúan a calzón quitado sin ningún pudor, pero si sucede es porque el electorado se deja engañar. Donde hay primos, hay trileros. Esos alcaldes sólo actúan como los pescadores al poner cebo en el anzuelo para que los peces piquen. Lo asombroso es la memoria de pez de los votantes que, como Dori, el estereotipo desmemoriado de Nemo, siempre parecen nuevos. Así es difícil que haya castigo electoral, puesto que la simpatía ideológica contrarresta cualquier determinación ética. En 2007, el PP en Valencia obtuvo 1,2 millones de votos, y después de una legislatura bárbara con Gürtel, el Caso Brugal, los trajes de Camps, el lío de la F1, Calatrava o el Aeropuerto de Castellón, el resultado de nuevo fue 1,2 millones de votos. 'Indultados por los votos', sentenció Camps. Así, claro, la consigna es ¡barra libre!

La conciencia se lava en las urnas. El Felipe de 1993 tuvo 9,1 millones, y tras mucho GAL, Filesa, Rubio, Expo, Banesto y paro del 25%, en 1996 tuvo 9,4 millones. Aquello de 'dulce' y tal. El PP en 2004, tras la foto de las Azores, el Prestige, Yakolev, bodorrio de El Escorial y el dedazo Rajoy, apenas se alejó de los 10 mill de votos de 2000 aun tras el 11M. Sí, lo sucedido con el PSOE de ZP (de 11 mill a 6,9) es estimulante, pero de momento los alcaldes siguen con la vieja fórmula: si las cosas van mal, no hay que hacer las cosas bien. ¿No triunfaron aquí inaugurando el Thyssen sin terminar en víspera de la campaña con todo descaro? Así que apuestan por la carnaza de las inauguraciones en año electoral, persuadidos de que el votante picará otra vez. En definitiva si no se castiga la corrupción real -Serón tuvo 5.547 votos y cuatro años de escándalo después tuvo 5.635- difícilmente se castigará la corrupción difusa. Disfruten del espectáculo.

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