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Donald Trump (1i), Felipe VI (2i), Melania Trump (3i) y Letizia. Jonathan Ernst (Reuters)

Trump pone a España como ejemplo de relaciones bilaterales

Cataluña no estuvo en la agenda del encuentro entre los Reyes y el presidente de Estados Unidos

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York (Estados Unidos)

Martes, 19 de junio 2018, 20:53

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España sorteó la tormenta internacional que ha provocado Donald Trump en su año y medio de gobierno al convertirse en modelo de relaciones bilaterales, según dijo el intempestivo mandatario al recibir a Felipe VI en el Despacho Oval. «Nuestra relación ha sido extraordinaria a lo largo de los años y especialmente ahora», destacó Trump. «Excelentes relaciones comerciales, militares, prácticamente todo lo que se puede tener».

El mandatario estadounidense y su esposa Melania salieron a recibir al monarca español y a la Reina Leticia justo cuando los cielos de Washington empezaban a descargar lluvia. Convaleciente de una operación, la aparición de la primera dama era un esfuerzo extraordinario que capturó la atención de la prensa estadounidense, que apenas la ha visto en público en el último mes. Mientras los dos jefes de estado discutían las relaciones bilaterales, sus esposas tomaron el té.

El Rey Felipe contó al presidente estadounidense el recorrido que empezaron el jueves en Nueva Orleans y San Antonio, dos ciudades con solera española que celebran su tricentenario. El monarca español destacó los orígenes comunes pero, «sobre todo los valores democráticos que compartimos». Encantado con España, Trump, que fue invitado el año pasado a visitar nuestro país por el gobierno de Mariano Rajoy, reiteró su interés en visitar España ahora como presidente de EE UU. «Estuvimos no hace tanto y nos encanta. Es un pueblo muy especial y un país muy bonito».

No tuvo palabras de respaldo a la unidad de España, como en septiembre pasado durante la visita de Rajoy, cuando dudó de que los catalanes quisieran separarse «de un país tan bonito y con tanta historia». Esta vez «Cataluña no está en la agenda», zanjaron fuentes diplomáticas. De hecho, el mandatario estadounidense omitió las preguntas que le lanzó la prensa al respecto.

Esta vez no había necesidad de forzar pronunciamientos, aunque el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que acompañó a los Reyes, reconoció que habrá que hacer un mayor esfuerzo pedagógico para desmentir las falsedades difundidas sobre el órdago independentista. Borrell insistió en que los embajadores ya han hecho su labor a nivel de gobiernos, pero lamentó una falta de medios estatales para hacer el trabajo de opinión pública que falta.

En su primer viaje al extranjero como responsable de Exteriores, el ministro se reunió con el presidente del Banco Mundial Jim Yong King y el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo. El Rey trasladó a Trump la preocupación europea por los aranceles impuestos al acero y al aluminio, a los que podrían seguir los automóviles y otros productos, pero no entró en temas particulares como la aceituna negra, que dejó al ministro, como la demanda de Trump de que España aumente su contribución al presupuesto de la OTAN.

La diplomacia española tenía «absoluta confianza» en que el irreverente mandatario iba a ser respetuoso precisamente porque la visita no involucraba negociación alguna. Por lo mismo, Felipe VI evitó referirse a la política migratoria de Trump con los hispanos, a los que detiene en la frontera incluso cuando piden asilo político y separa por la fuerza de sus hijos, en un trato condenado por la ONU y denunciado por destacados miembros de su propio partido como «cruel e inmoral», dijo el lunes la ex primera dama Laura Bush.

Mientras España está dispuesta a destacar lo diferente que es su posición con respecto a la de EE UU, Trump insistió por Twitter este martes en la falacia de que la delincuencia en Alemania ha subido «un 10%» por la llegada de los refugiados, pese a ser estadísticamente falso.

Chirriaba en ese contexto el silencio del Rey Felipe, tras pasar casi una semana en EE UU hablando de hispanidad, pero esta vez se antepusieron los intereses comerciales de la familia europea.

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