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CRISTIAN REINO
Lunes, 11 de septiembre 2017, 01:36
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barcelona. Convertido en héroe e icono del independentismo por su gestión posterior de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils, el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, está en el centro de todas las miradas por la posición que tendrá el cuerpo policial en el 1-O. ¿Acatará la Policía catalana una orden judicial para retirar las urnas y cerrar los colegios? O por el contrario, ¿obedecerá el cuerpo autonómico una directriz del Palau de la Generalitat para que rompa los precintos de los centros electorales y permita la votación? ¿U ordenará a sus agentes que detengan a un dirigente político? El dilema es tan complicado como el momento político.
Trapero evitó ayer dar pistas sobre cuál será su postura en las próximas semanas. En un acto celebrado en la Cámara catalana en el que se otorgó la Medalla de Honor del Parlamento autonómico a los Mossos d'Esquadra, la Guardia Urbana de Barcelona, la Policía Local de Cambrils y los Servicios de Emergencias por su intervención en los atentados yihadistas del pasado 17 de agosto, en nombre de los galardonados, el alto mando policial reivindicó la «profesionalidad, la bondad y la honestidad» de sus 17.000 agentes y afirmó que trabajan en defensa de valores como el respeto a la vida, la tolerancia, la diversidad, la libertad y, en definitiva, los derechos humanos.
Trapero no entró en materia delicada, dos días después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña le notificara de manera personal las resoluciones del Tribunal Constitucional respecto al referéndum soberanista. En el recurso del Gobierno central, se solicitaba al Alto Tribunal que recordara a Trapero que la Policía autonómica está sujeta a la Constitución, al Estatuto de Autonomía y los pronunciamientos y requerimientos del Constitucional y se debe abstener de permitir o facilitar la preparación y celebración del referéndum.
El mayor de los Mossos calificó ayer al cuerpo autonómico como la «policía del pueblo». «Somos servidores públicos, palabras preciosas», dijo. «El día 17 se llevó 16 vidas, 16 personas, 16 proyectos y 16 sueños. Tenemos la responsabilidad como sociedad de poner voz a sus silencios, de no olvidar que no estuvimos a tiempo, y de mejorar, trabajando desde el rigor, humildad y exigencia», afirmó. Una referencia velada a la polémica generada días después de los atentados, tras conocerse que la Policía catalana había recibido un aviso de los servicios secretos norteamericanos sobre un posible atentado yihadista en Las Ramblas, pero no le dieron credibilidad.
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