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Torra pide diálogo, pero amenaza con un ejecutivo con consejeros presos

El nuevo presidente de la Generalitat promete en una comparecencia junto a Puigdemont un Ejecutivo duradero

CRISTIAN REINO

BARCELONA.

Miércoles, 16 de mayo 2018, 00:05

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«Señor Rajoy: marque día y hora». El presidente electo de la Generalitat, Quim Torra, ofreció ayer un diálogo «franco y abierto» al presidente del Gobierno para buscar una solución a lo que definió como el «conflicto político catalán». Torra tendió la mano a Rajoy por carta y lo hizo también a través de una rueda de prensa ofrecida en Berlín junto al expresidente Carles Puigdemont.

El nuevo jefe del Ejecutivo catalán, que tomará esta semana posesión del cargo, afirmó que su primer objetivo como máximo dirigente autonómico es iniciar conversaciones con el Gobierno central. Un diálogo «sin condiciones previas», según dijo Torra. «Hablemos de todo», instó al presidente del Gobierno. Ese todo, según había confesado horas antes en una entrevista en Catalunya Ràdio incluye el derecho de autodeterminación.

Torra reclama a Rajoy que levante el 155 y paralice la intervención financiera de las cuentas de la Generalitat por parte del Ministerio de Hacienda. En el independentismo creen que la «pelota está en el tejado del Gobierno», pues se comprometió a paralizar el 155 de manera automática si en Cataluña se formaba un ejecutivo presidido por un dirigente libre de cargas judiciales.

No es la primera vez que el presidente de la Generalitat ofrece diálogo. También Mas y Puigdemont mostraron dispuestos a sentarse en una mesa. Pero mientras tendían una mano, con la otra amenazaban con tirarse al monte. La estrategia se repite. Torra reclama que se ponga fin al 155 y al mismo tiempo advierte con formar un gobierno integrado por los exconsejeros del gabinete de Puigdemont que están en prisión por los hechos de octubre del año pasado. «El principio de restitución es básico», señaló.

Pero hay un problema. Si Torra designa como consejeros a dirigentes que están en la cárcel, es muy probable que no puedan tomar posesión. Y para que decaiga el 155, el ejecutivo en pleno tiene que haber tomado posesión. Es la pescadilla que se muerde la cola y que vuelve a enredarlo todo. No obstante, son los propios exconsejeros los que tienen que aceptar si se integran al nuevo gobierno y Torra lo sabrá en los próximos días cuando viaje a las prisiones a entrevistarse con ellos. Además de pedir a Rajoy que se siente a dialogar, el presidente y el expresidente reclamaron a la UE que se «implique» en el pleito catalán.

El papel del expresidente

El principio de restitución marcará la legislatura de Torra. Y en esta voluntad retórica de estar continuamente haciendo reconocimientos al anterior ejecutivo, que fue destituido el 27 de octubre tras proclamar la república, quien más homenajes recibirá será Carles Puigdemont. Torra insistió ayer en que es el «presidente legítimo» de Cataluña y en que no cejará hasta investirlo como presidente de la Generalitat. «Queremos que acabe convergiendo la legitimidad de Puigdemont como presidente con su nombramiento en el Parlamento», afirmó.

De momento, el expresidente ha conseguido aparecer en la primera comparecencia pública ante los medios de comunicación del presidente electo. Torra no solo se estrenó ayer en el cargo visitando al exalcalde de Girona, sino que escenificó ante los medios europeos que el nuevo ejecutivo tendrá dos cabezas. «Las decisiones las tomará el presidente de la Generalitat», expresó Puigdemont. «Combinaremos responsabilidades», dijo horas antes Torra, aunque reconoció que será él quien «tomará las decisiones» pero que «todo lo hablará» con el expresidente.

Obediencia y lealtad: está por ver cuánto dura la fórmula. Puigdemont apuntó días atrás que la legislatura podría tener fecha de caducidad e incluso se atrevió a ponerle un límite en torno a octubre. La tentación de convocar elecciones en pleno juicio contra los líderes secesionistas puede ser muy grande. Torra y Puigdemont, en cambio, trataron ayer de disipar las especulaciones. El presidente electo, que no se vio en la tesitura de tener que responder preguntas sobre su pasado como columnista xenófobo, aseguró que su ejecutivo será «fuerte» y de «horizonte largo» y Puigdemont habló de «ambición de agotar la legislatura». Pero también dijo que si el Gobierno mantiene la «represión y la persecución» habrá que «plantearse si se usa la prerrogativa de las elecciones».

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