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El PP teme no poder maniobrar para frenar a tiempo el deterioro

Los populares asumen que un recambio en la presidencia del partido depende sólo de Rajoy y cuestionan que vaya a ser candidato por sexta vez

NURIA VEGA

MADRID.

Domingo, 27 de mayo 2018, 00:05

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Las crónicas de esta semana dejarán constancia en las hemerotecas de cómo Mariano Rajoy pasó en 24 horas de apuntalar la legislatura a tener amenazada su continuidad. Mayo no se le estaba dando del todo mal al presidente, dadas las circunstancias. A principios de mes, el barómetro del CIS no confirmó el 'sorpasso' de Ciudadanos en el centroderecha; diez días más tarde, el PP, extenuado por el conflicto de Cristina Cifuentes, logró al menos retener el Ejecutivo de la Comunidad de Madrid; y, el miércoles, el PNV brindó su apoyo a los conservadores para salvar los Presupuestos de 2018. Pero un día después el iceberg de Gürtel sorprendió otra vez a los populares sin poder vaticinar la crisis política ahora desatada.

No es que el partido desconociera la inminencia del fallo judicial. Es que la sentencia, con sus hechos probados, incluida la existencia de la caja B y la falta de credibilidad concedida al testimonio de Rajoy en el juicio, resultó «más dura» de lo que los conservadores esperaban. «Y lo peor es que hasta las elecciones municipales aún tendremos que acusar nuevos golpes», se lamenta un dirigente territorial del PP.

En los distintos niveles del partido están hartos de repetir el diagnóstico. La convención de Sevilla en abril fue el paradigma de lo que le ocurre al PP: que los escándalos lejanos o recientes siguen lastrando al partido. El cónclave se diseñó para impulsar al presidente y poner la organización en modo electoral, pero la resistencia de Cifuentes a dar un paso atrás por las irregularidades en su máster, frustró los planes. Un veterano curtido en mil batallas electorals advirtió entonces de los síntomas de «hundimiento» en el partido.

Si Ciudadanos superara al PP en las urnas -por ejemplo, en las elecciones municipales y autonómicas de 2019-, la teoría de la caída del imperio se habría confirmado. Fuentes territoriales temen que la solución para no llegar a ese extremo sea inviable. La resignación no es exactamente igual que tirar la toalla, tiene más que ver con mantener la paciencia ante las adversidades. Y en eso los conservadores son expertos.

Las trabas de la renovación

Muchos cargos del PP hablan de la necesidad acuciante de renovación en el liderazgo del partido. Sólo un recambio para Rajoy, con un proyecto nuevo, podría romper con el pasado y soltar el lastre de la corrupción. Porque fuentes populares reconocen que si casos como Gürtel siguen arrollándoles es porque su presidente procede del tiempo en el que la trama se instaló en la calle Génova. «Haría falta una refundación», coinciden.

Desde el congreso de 2008, apenas se han registrado intentos de remozar la cúpula. Entonces, Rajoy rompió amarras con la era de José María Aznar y Ángel Acebes y Eduardo Zaplana fueron relevados por María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Pero después, sólo en 2015 el jefe del Ejecutivo demostró haber entendido que algún cambio tenía que introducir si no quería ser el primer presidente del Gobierno en no repetir mandato. Ese año la hornada de Fernando Martínez-Maillo, Pablo Casado, Javier Maroto y Andrea Levy fue recibida por el PP como aire fresco. Pero muchos en el partido lamentan que todo se quedará ahí.

El empeño de Rajoy en repetir como candidato en 2015 y 2016 echó por tierra toda posibilidad de revisar la formación de arriba abajo. Y, desde entonces, no ha dado muestras de querer promocionar a nadie en el PP para hacerse en el futuro con las riendas del partido. En la última entrevista, la del jueves en la cadena Cope, volvió a confesarse «con ganas» de repetir, pero en su formación lo achacan a que «abrir el melón de la sucesión en este momento sería desastroso». «Lo que nos faltaba», añaden.

Está en sus manos, aunque cada vez son más los que intuyen que cuando llegue el momento, si es que antes no prospera la moción de censura de Pedro Sánchez, Rajoy se apartará para que el PP concurra a las próximas elecciones generales con un cartel nuevo. Pero lo que ven casi «una fantasía» es que vaya a aceptar que el partido renueve a su líder mientras él está aún en el Gobierno. Y esa, apuestan algunos cargos, podría ser una forma de frenar el desgaste antes de las elecciones.

La operación siempre tiene sus riesgos. Pero si el PP resiste la crisis abierta tras la sentencia de Gürtel y se serena el clima político, hay quien plantea que Rajoy debería ceder la cúpula del PP a un dirigente consensuado. «Yo no veo -asegura otro responsable popular- al presidente haciendo eso. Además, puede salir muy bien o poner el partido patas arriba».

Todos asumen que las renovaciones son más fáciles cuando una fuerza política se ve abocada a la oposición. Pero también les inquieta que ese sea inevitablemente su destino si no se toca la tecla adecuada antes de los comicios locales del año que viene.

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