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L. TORRES
Miércoles, 24 de enero 2018, 00:13
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madrid. Mariano Rajoy no tiene nada de qué hablar ni con Carles Puigdemont ni con el presidente del Parlament, Roger Torrent, sobre la investidura del futuro presidente de la Generalitat. «No hay alternativa a la ley», sentenció el jefe del Ejecutivo, fortalecido por el renovado apoyo del PSOE que le ha transmitido Pedro Sánchez en sus últimas conversaciones.
El presidente del Gobierno se aferra a los informes de la Abogacía del Estado y de los letrados de la Cámara catalana que descartan la viabilidad legal de una investidura de Puigdemont a distancia o mediante la defensa delegada de un programa gubernamental. «Sin respeto a la ley no hay democracia, donde no hay ley no hay libertad, y donde la ley termina comienza la tiranía», resumió ayer en un acto en León, cuna, incidió, del parlamentarismo en el mundo porque en 1188 se reunieron en esa ciudad las primeras Cortes democráticas
Rajoy denunció en su intervención el juego dialéctico del expresidente de la Generalitat de «contraponer» la legalidad con la democracia para resaltar la, a su juicio, primacía de los acuerdos y decisiones democráticas sobre la ley. «No hay alternativa a la ley, y no la hay porque España es una democracia», respondió el presidente del Gobierno.
El jefe del Ejecutivo encabezó ayer la ofensiva gubernamental contra los planes de Puigdemont para ser investido la próxima semana en el Parlamento de Cataluña. La tesis de la Moncloa es clara, no puede haber investidura porque es un prófugo de la justicia y porque las fórmulas que plantea contravienen el reglamento del Parlament y la ley de Presidencia de la Generalitat.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría cogió el relevo para exigir a Puigdemont que «deje de dar espectáculo», que es, a su entender, lo que ha hecho en las últimos semanas. En un acto en el Colegio de Economistas de Madrid, invitó al expresidente de la Generalitat a «pensar en Cataluña y no en personalismos» porque la política «no es un proyecto de uno solo, por muy dispuesto que esté a ir haciendo el ridículo por el mundo». Gobernar Cataluña desde Bruselas es equiparable, dijo, a que ella pretendiera ser «vicepresidenta desde el Caribe». Por todo ello, instó al líder de Junts per Catalunya a recapacitar porque su comportamiento, «para quienes nos tomamos la política en serio, es vergonzante».
El líder del PSOE, desde Sevilla, reafirmó su sintonía con el Gobierno ante «la página negra» del desafío secesionista y se comprometió a respaldar los recursos que plantee ante el Tribunal Constitucional para «salvaguardar la legalidad» en Cataluña. Pedro Sánchez puntualizó que los socialistas están siempre dispuestos al diálogo, pero «para unirnos, no para rompernos», para «federalizar» el Estado, pero no para «disgregar» territorios.
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