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CRISTIAN REINO
Miércoles, 29 de noviembre 2017, 00:59
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barcelona. Junts per Catalunya, la candidatura que encabeza Carles Puigdemont y en la que está integrado el PDeCAT, se plantea las elecciones 21 de diciembre como un duelo entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont. Propone unas elecciones en clave plebiscitaria, en las que la disyuntiva sea entre la «democracia o el 155» o entre el presidente del Gobierno y el destituido presidente de la Generalitat (días atrás retó a Rajoy a un debate en Bruselas). «Las elecciones expresarán con mucha claridad que la sociedad catalana está con la democracia y no con el 155, cerca del presidente catalán y no de Mariano Rajoy», resumió ayer la directora de la campaña de Junts per Catalunya, Elsa Artadi.
La candidatura de Puigdemont apuesta por un lema personalista y presidencialista, que sitúa al exjefe del Ejecutivo catalán como el eje central y casi único de la campaña y como el principal activo de la lista, junto a Jordi Sánchez, hasta hace unos días el máximo responsable de la ANC. «Puigdemont, el nostre president», el lema electoral y reproduce una de las consignas que se escuchan en las manifestaciones secesionistas. «Es el grito de la calle, somos la lista de la calle. Habla del nosotros, de la gente, de lo que la gente pide», afirmó Ramon Piqué, responsable de imagen y creatividad de la campaña.
La candidatura del expresident no tiene un perfil ideológico, su programa se limita a la independencia de Cataluña, y asigna al PDeCAT el papel de simple comparsa pues no ha intervenido en el diseño de la campaña ni en la confección de las listas. Apenas hay dirigentes neoconveregentes en las listas, salvo algún alcalde y los exconsejeros que están en prisión o en Bruselas.
Es significativo también que la directora de campaña se diera de baja del partido hace unos días. Artadi ocupaba el cargo de directora general de Coordinación Interdepartamental de la Generalitat y era la principal asesora económica del expresidente catalán. En su currículum, consta como la creadora de 'la Grossa', la lotería de navidad catalana.
En esta ocasión vuelve a buscar que le toque el gordo, pero será más complicado. Puigdemont y sus estrategas de confianza esperaban que el tirón de la lista del presidente tuviera efectos en las encuestas, pero de momento no se ha dejado sentir. Junts per Catalunya ronda los veinte escaños en los sondeos, muy lejos de Esquerra, que podría obtener entre 40 y 45. Aun así, los responsables de la campaña se mostraron ayer hoy esperanzados y aseguraron que salen «a ganar» digan lo que digan los sondeos. Quieren presentar su marca como la que mejor representa a la frustrada lista unitaria del independentismo. «Había un clamor por la lista unitaria que al final no ha podido ser pero esta candidatura es la que más se le parece, porque es una lista transversal», afirmaron.
El programa con el que se presenta Puigdemont está aún en el horno, a la espera de las negociaciones con Esquerra para acordar puntos en común para visualizar una cierta unidad, que a día de hoy se antoja más bien artificial. Aun así, plantea las elecciones como la herramienta para «restaurar la democracia y las instituciones catalanas» y «continuar trabajando con el mandato del 1-O». «Estas no son unas elecciones para elegir a un presidente, porque ya lo tenemos», afirmó Artadi.
La intención de los responsables electorales de la candidatura es que el dirigente nacionalista esté «muy presente» en la campaña y en los actos. En la imagen de campaña, aparecen los dos cabezas de lista, Puigdemont y Sánchez, el primero en Bruselas huido de la justicia, y el segundo, que concurre como número dos, en la prisión madrileña de Estremera.
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