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Puigdemont atiende a los medios de comunicación el pasado 24 de enero en Bruselas. AFP
Puigdemont mantiene la presión sobre el Parlament para intentar asistir hoy a su investidura

Puigdemont mantiene la presión sobre el Parlament para intentar asistir hoy a su investidura

Juguetea hasta el último momento con una posible aparición por sorpresa en Barcelona evitando a la Policía

Ramón Gorriarán

Madrid

Martes, 30 de enero 2018, 01:02

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Carles Puigdemont mantiene la incertidumbre sobre la investidura hasta el último momento. Juguetea con la posibilidad de una aparición por sorpresa en el Parlament, y en paralelo incrementa la presión sobre el presidente de la Cámara al pedir su amparo para asistir hoy al debate sin ser detenido.

A escasas horas de que se abra el pleno de investidura en el Parlamento de Cataluña nadie sabe qué va a pasar. Lo que hasta hace poco parecían certezas se desvanecen una detrás de otra. Sin ir más lejos, Junts per Catalunya anunció el domingo que Puigdemont, atendiendo al criterio del Constitucional, pediría permiso al Tribunal Supremo para estar presente en la Cámara. Ayer ya no era así. «Cada vez vemos más lejos esa posibilidad», afirmó Jaume Alonso Cuevillas, abogado del expresident, que tampoco arrojó luz alguna sobre los planes de su cliente. «Si Puigdemont considera más conveniente para hacer ‘petar’ la cafetera a presión venir y hacerse detener», lo hará, pero si considera «más conveniente quedarse fuera para mantener un relato se quedará fuera», resumió.

El abogado se permitió además abonar las especulaciones que corren sobre una aparición por sorpresa del expresident en el Parlament. En un tono entre la broma y la seriedad comentó en una entrevista en ‘Rac-1’ que no sabía dónde estaba su patrocinado, que no ha dado señales de vida en las últimas horas, y que su única comunicación con él había sido telefónica. «Tenía buena cobertura», apuntó el letrado defensor.

Dos escritos

El propio Puigdemont se sumó al juego del escondite y colgó ayer en su cuenta de Instagram una foto del paseo Picasso en Barcelona, una de las calles por las que se accede al Parlament. El expresidente acompaña la instantánea de un mensaje recordatorio de que quedan 24 horas para la investidura y escribe: «Por el país. Por las libertades. Por nuestras instituciones. Por la democracia. Por la dignidad. Por el futuro. Por ti».

En el Ministerio del Interior no están para bromas y tras unos días con informaciones con todo lujo de detalles sobre el operativo para detener a Puigdemont si retornaba, ayer se impuso la discreción.

El presidente de la Cámara, entretanto, recibió ayer dos escritos antitéticos que no hicieron más que complicar su posición. Roger Torrent tiene sobre su mesa la resolución del Tribunal Constitucional con las condiciones para que la investidura de Puigdemont sea presencial previo permiso del Supremo. También obra en su poder la petición de amparo del expresident para que «adopte las medidas necesarias para salvaguardar los derechos y prerrogativas del Parlament» ante las medidas «judiciales y gubernamentales del Estado encaminadas a obstaculizar» el ejercicio de sus prerrogativas como diputado e «impedir que pueda asistir al pleno de investidura». Recuerda también que tiene «derecho» a ir a los debates y votaciones, y subraya que goza de «inmunidad» y no puede ser detenido salvo si comete delito flagrante.

Control «rutinario» de un avión belga

La Guardia Civil desplegó el domingo un «control rutinario» en el aeródromo de Ocaña (Toledo) para identificar a los pasajeros de un avión privado procedente de Bélgica. Viajaban siete personas aficionadas a la caza, dos pilotos de nacionalidad rusa y francesa, y cinco varones belgas y dos mujeres de nacionalidad belga y española. Interior explicó que no fue una alerta especial y que el despliegue, a 48 horas de la posible investidura de Puigdemont, se enmarcó

Dos textos de imposible casación ante los que Torrent tiene tres alternativas: abrir el pleno y suspenderlo si Puigdemont no está en la sala para abrir a continuación una nueva ronda de contactos en busca de otro candidato; seguir adelante con la investidura sin la presencia del candidato, o aplazar el debate hasta que la corte resuelva dentro de diez días si acepta o rechaza el recurso del Gobierno contra la investidura del expresident.

Un escenario endemoniado y en el que la alternativa más plausible es la de echar el balón hacia adelante y que Torrent aplace el pleno a la espera de la decisión que adopte el Constitucional sobre la impugnación firmada por Mariano Rajoy con la esperanza -fundada según diferentes juristas- de que la corte rechace el recurso gubernamental.

La solución de suspender el pleno y buscar otro candidato, como exigen el Gobierno de Rajoy y las fuerzas constitucionalistas, es la menos factible porque Torrent es un soberanista disciplinado, con acreditado pedigrí y es improbable que se desmarque de buenas a primeras de los planteamientos independentistas. Un paso que sería interpretado además dentro del mundo secesionista como una traición de Esquerra, su partido, al presidente «legítimo» de Cataluña, con las consecuencias políticas y electorales que acarrearía.

La segunda salida sería una flagrante desobediencia al Constitucional con consecuencias penales como ha advertido el propio tribunal.

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