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Participantes en la manifestación de Barcelona despliegan una 'senyera'. Abajo, incidentes entre los grupos ultras. :: efe / reuters
El masivo 12-0 de Barcelona planta cara por segunda vez a Puigdemont

El masivo 12-0 de Barcelona planta cara por segunda vez a Puigdemont

Una pelea entre ultras de extrema derecha empaña la movilización constitucionalista en la capital catalana

CRISTIAN REINO

Viernes, 13 de octubre 2017, 00:18

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barcelona. Dos días después del pleno de la Cámara catalana en el que Puigdemont amagó con proclamar la independencia, miles de personas salieron ayer a la calle en Barcelona para reclamar al presidente de la Generalitat que restituya el orden constitucional en Cataluña.

La protesta del 12-O a favor de la unidad de España no tuvo la misma afluencia que la que el constitucionalismo celebró el domingo pasado en la capital catalana para presionar al mandatario nacionalista antes de su esperada comparecencia parlamentaria, pero sí fue la mayor concentración de cuantas ha convocado el antisoberanismo en la capital catalana para conmemorar la Fiesta Nacional del 12 de octubre.

Entre un millón de personas y 350.000 superaron el domingo todas las expectativas y escenificaron que el constitucionalismo ha dicho basta y no está dispuesto a seguir en silencio. Ayer fueron unas 65.000 personas, según cifras de la Guardia Urbana, las que se movilizaron en la plaza de Cataluña bajo el lema 'Catalunya sí, España también'. Desde la organización no quisieron facilitar datos de asistencia, a pesar de que el domingo sí lo hicieron. «La mayoría silenciada tiene que verse respaldada con el Estado de derecho, es el momento de que se oiga la voz de todos los que se oponen al independentismo», señaló la presidenta de Concordia Cívica, la profesora Teresa Freixes. El llamado «unionismo», según la expresión acuñada desde el bando separatista, ya ha salido del letargo y se presenta como un nuevo actor político para visualizar que no hay una única voz en la sociedad catalana y en la opinión pública. La concentración, convocada por Sociedad Civil Catalana, contó con representantes de PP y Cs. No así del PSC, cuyos dirigentes sí estuvieron el domingo.

En el turno de los parlamentos, las entidades convocantes negaron que Puigdemont declarara la independencia el martes pasado, pero aun así, reclamaron medidas contra la «sublevación sediciosa». «Amagó con proclamar la independencia. Al final, parece que le temblaron las piernas y la DUI quedó reducida a una confusa pantomima, más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria», según el manifiesto leído al final de la protesta. «La secesión de Cataluña ni se consumó anteayer ni se consumará pasado mañana», expresó el texto de los constitucionalistas. Y acabó pidiendo «firmeza democrática frente al golpismo delirante». Entre los asistentes, Inés Arrimadas, recibida al grito de «presidenta, presidenta», o Alberto Fernández Díaz, del PP.

Un policía herido

La manifestación, no obstante, se vio empañada por una batalla campal protagonizada por una veintena de ultras que se lanzaron sillas y destrozaron la terraza del histórico café Zurich en el centro de Barcelona. La trifulca entre miembros de la extrema derecha causó heridas leves a un policía municipal y se registró en la popular cafetería de la plaza de Cataluña al final de la manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana.

Todo apunta a que la pelea la protagonizaron dos grupos de hinchas radicales de fútbol, del Valencia y del Atlético de Madrid, que se habrían desplazado a la capital catalana para participar en la marcha contra la secesión. Desde Sociedad Civil Catalana se desmarcaron de los hechos violentos. «Condenamos los conatos de actos vandálicos, que nada tienen que ver con nuestra convocatoria», dijeron.

En otro punto de la ciudad, en la plaza de España y en la plaza Sant Jordi, en Montjuïc, varios centenares de militantes de extrema derecha con banderas preconstitucionales, quemaron esteladas y banderas de la ANC y profirieron consignas contra Puigdemont y el mayor de los Mossos. Joseop Lluis Trapero. La Policía identificó a medio centenar de personas. Una treintena en los incidentes de Montjuïc y unos 25 en la pelea en la plaza de Cataluña. Los Mossos denunciaron a cuatro de ellos por tenencia de armas prohibidas.

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