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M. E. ALONSO
MADRID.
Miércoles, 31 de enero 2018, 00:13
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Felipe VI cumplió ayer 50 años y lo celebró con una ceremonia solemne en el Palacio Real en la que impuso a su hija mayor, la Princesa de Asturias, el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro que perteneció a don Juan de Borbón. «He escogido compartir contigo este día especial para poner de relieve, con la mayor solemnidad y simbolismo, nuestro compromiso personal e institucional con España», remarcó el Monarca.
En plena tormenta política en Cataluña, el Rey invocó la Carta Magna de 1978 y quiso transmitir seguridad en el futuro del país ante los retos que afronta y los que vendrán, simbolizados en la figura de Leonor, que con este acto inició su actividad oficial como heredera de la Corona a sus doce años. «Hoy te pueden parecer muchas exigencias y responsabilidades, todas importantes y difíciles», explicó don Felipe a su primogénita, «pero debes saber que tendrás el apoyo de muchas personas que quieren lo mejor para España, para la Corona y para ti».
El Rey quiere que la Princesa de Asturias vaya conociendo «poco a poco, las tradiciones y deberes» de la Corona y comprendiendo las responsabilidades que entraña su condición de futura Reina. Una carrera de fondo para la que él se preparó desde la cuna y en la que le acompañaron permanentemente don Juan Carlos y doña Sofía, presentes hoy en el Salón de Columnas donde tuvo lugar la ceremonia y donde hace casi cuatro años, el Rey emérito cedió el testigo a su hijo. «Todas tus acciones deberán guiarse por el mayor sentido de la dignidad y la ejemplaridad, por la honestidad y la integridad», le advirtió don Felipe directamente a su hija mayor, que escuchó atenta cada palabra de su padre y que no olvidó acompañar con protocolarias reverencias los dos besos que dio a los Reyes y a sus abuelos paternos.
En su discurso, Felipe VI entremezcló las enseñanzas como padre y las recomendaciones como jefe del Estado. Y marcó a Leonor la hoja de ruta a seguir cuando acceda al trono, en el que tendrá que guiarse «permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola» y en la que deberá hacer suyas «todas las preocupaciones y las alegrías» de los ciudadanos. El Monarca tuvo también palabras para el rey Juan Carlos, «impulsor y promotor imprescindible de la Transición» y para su abuelo, el conde Barcelona, del que resaltó su lucha «incansable» y al que puso como ejemplo de amor a la Patria.
Además de su hermana, pendiente de contener su espontaneidad en los momentos más solemnes, y de los Reyes eméritos, arroparon a Leonor en su puesta de largo la infanta Elena, la infanta Margarita con su esposo y sus abuelos maternos. Se sumaron también a la solemne ceremonia el presidente del Gobierno, la vicepresidente y los ministros de Exteriores y Justicia, los presidentes del Congreso, Senado y del Supremo, así como tres miembros de la Orden del Toisón, Javier Solana, Víctor García de la Concha y Enrique Iglesias. Entre los invitados causó baja el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, debido a la reunión prevista para estudiar las alegaciones de Carles Puigdemont.
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