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Jordi Turull, en una comparecencia de prensa en su etapa anterior como conseller de Presidencia. :: a. Dalmau / efe
El independentismo desafía de nuevo al Estado y adelanta a esta tarde la investidura de Turull

El independentismo desafía de nuevo al Estado y adelanta a esta tarde la investidura de Turull

El secesionismo se anticipa a la decisión del juez Llarena para que el exconsejero comparezca como nuevo presidente de la Generalitat

CRISTIAN REINO

BARCELONA.

Jueves, 22 de marzo 2018, 00:08

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Nunca antes como ayer se pudo ver tan claro que el proceso soberanista catalán ha sido un remedo del juego del gato y el ratón. Horas después de que el juez del Supremo Pablo Llarena provocara una nueva tormenta en el mundo independentista tras citar el viernes a Jordi Turull y cinco diputados investigados para revisar si les envía a prisión, JxCat, ERC y la CUP pergeñaron el enésimo cambio de guión en el último momento con un adelanto a hoy mismo del debate de investidura. Un giro que puede tener consecuencias judiciales y que eleva de nuevo la tensión en el conflicto entre Cataluña y el resto de España.

Aunque la intención de los secesionistas era celebrar el pleno de investidura la semana que viene, entre el lunes y el miércoles, el movimiento del magistrado llevó a los secesionistas a anticiparse a la jugada y convocar para esta tarde el pleno para la elección del presidente de la Generalitat. Una convocatoria de tapadillo y casi en secreto del pleno más importante y solemne que puede celebrar un Parlamento, y que llevó al presidente de la Cámara a improvisar a última hora de la tarde una ronda de contactos exprés y telefónica con los grupos parlamentarios para proponer a Jordi Turull para la sesión de hoy a las 17 horas.

La celebración de un pleno exprés no es inédita. Hace dos años y medio, Artur Mas renunció a la presidencia un sábado y Carles Puigdemont fue investido al día siguiente. Las prisas vuelven a apoderarse del independentismo, que busca el efecto simbólico de un presidente de la Generalitat electo, declarando en el Supremo y puede que inhabilitado o enviado a prisión, lo que alimentará el discurso victimista y a la vez de confrontaión de los soberanistas contra el Estado.

Si bien Esquerra y PDeCAT habían lanzado algunas señales de que querían rebajar la tensión de la legislatura, al final no han podido imponerse al criterio de Puigdemont y JxCat, que insisten en mantener el desafío. Horas antes, de hecho, cuando Torrent anunció (antes de conocer la decisión de Llarena) que la investidura sería la semana que viene, el presidente de la Cámara catalana afirmó que «hace falta un gobierno efectivo que actúe a pleno rendimiento». «Es la hora de recuperar las instituciones», dijo en un discurso institucional desde el Parlamento catalán. «Es la hora de avanzar», insistió el presidente de la Cámara, al que los grupos de la oposición acusan de tener bloqueado el Parlamento. Sin embargo, horas después sus palabras quedaron en agua de borrajas porque la elección de Turull no garantiza un gobierno efectivo, como pide él mismo, Esquerra y el PDeCAT.

La CUP votará a favor

La CUP anunció en un principio que no apoyaría la elección de Turull, pero las circunstancias cambiaron de golpe y para los anticapitalistas todo lo que sea ruido, desafío, inestabilidad y mantener la tensión con el Estado es la vía correcta, aunque para ello tengan que investir a un presidente que la oposición vincula sin ambages con la trama de corrupción del 3% y a pesar de que su programa de gobierno sea autonomista, según la propia definición de los antisistema. La CUP se saltó también una de sus normas sagradas como es la de consultar a sus bases todas las decisiones de calado y todo hace indicar que hoy dará su apoyo al candidato Turull para que sea elegido en primera votación con mayoría absoluta.

Se da la circunstancia de que Llarena conseguirá lo que en tres meses de duras negociaciones no había sido posible, que la CUP se avenga a investir a un dirigente de la exConvergència. No en vano, la jugada de ajedrez ideada solo es posible con el concurso de los antisistema, porque de lo contrario la segunda votación sería el sábado y los independentistas ya no estarían adelantándose a Llarena.

Al final se optó por la investidura exprés, pero sobre la mesa estuvieron todas las opciones, desde mantener la candidatura de Turull para la próxima semana, a la espera de la decisión que tome Llarena, hasta forzar la investidura a distancia, aprovechando que la reforma de la ley de la Presidencia ya ha sido admitida a trámite, o incluso forzar elecciones. Lo que está por ver es qué consecuencias tiene la investidura y si los grupos de la oposición obstaculizan la celebración del pleno.

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