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Iglesias y Colau fracasan en su intento de situarse entre los dos bloques

Catalunya en Comú-Podem pierde 500.000 votos con respecto a las generales y tampoco podrá ejercer como llave de Gobierno

ANDER AZPIROZ

MADRID.

Viernes, 22 de diciembre 2017, 01:27

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De primera fuerza en Cataluña en las dos últimas elecciones generales a quinta en las autonómicas y, lo que es peor, con tres escaños menos de los que obtuvo Catalunya Sí que es Pot en 2015. Entonces, Pablo Iglesias definió el resultado como «altamente decepcionante». Ahora lo es aún más si cabe ya que la coalición entre los comunes de Ada Colau y Podemos ha perdido respecto a las generales de junio del año pasado hasta medio millón de votos y ha pasado de recabar el 24,5% de los sufragios a un paupérrimo 7,4%. Esto a pesar de que la alianza de izquierda puso toda la carne en el asador al colocar como candidato al hasta ahora diputado Xavier Domènech, su figura más conocida en Cataluña tras la alcaldesa de Barcelona.

Catalunya en Comú-Podem ha fracasado sin paliativos en su determinación por situarse entre los dos bloques, una posición que le ha llevado a defender el derecho a decidir y al mismo tiempo rechazar la vía unilateral y la declaración de independencia. Esta apuesta de nadar entre dos aguas no ha calado en un electorado polarizado en extremo entre las opciones independentista y constitucionalista. La estrategia ha consistido en destacar las políticas sociales que han quedado aparcadas a lo largo de seis años de 'procés', no obstante al final lo que ha primado entre los votantes ha sido el debate entre secesión o no.

Nunca se reconoció en público pero en Catalunya en Comú se asumió durante la campaña que no sólo no sería la fuerza más votada, sino que además finalizaría en el tren de cola. La esperanza residía en ser la llave de Gobierno, incluso en colocar a Domènech como presidente de un Ejecutivo progresista en el que ejercería de punto intermedio entre Esquerra y el PSC. «Un buen resultado sería el que nos permitiese ser decisivos», señaló el candidato de la coalición durante el recuento de anoche. Pero tampoco será así. La mayoría independentista deja a los de Colau e Iglesias en una posición marginal salvo un giro inesperado de los acontecimientos. La única parte que se puede considerar positiva es que la coalición no se verá en la encrucijada de aupar al Gobierno a un presidente independentista o a Inés Arrimadas.

Tras confirmarse los resultados, Doménech compareció con el gesto fruncido acompañado de Colau El candidato reconoció que no eran los resultados esperados. También, en tono autocrítico, que deben llevar a una reflexión a las fuerzas progresistas.

Múltiples lecturas

El pésimo resultado electoral tiene más lecturas además de la puramente autonómica. La primera de ellas a nivel municipal. La figura de Ada Colau, que se ha implicado a fondo en la campaña, sale muy tocada de estas elecciones. Dos años después de llegar al Ayuntamiento la formación de la alcaldesa ha quedado en quinta posición en Barcelona, superada incluso de forma amplia por el PSC, al que Colau expulsó de su equipo de Gobierno por el apoyo del PSOE a la aplicación del artículo 155.

La tormenta también alcanza el panorama nacional, aunque en este caso llueve sobre mojado. Desde hace meses las encuestas vaticinan un desplome de Podemos, que ya no solo le alejan del 'sorpasso' a los socialistas con el que soñó en las generales de 2015 y 2016, sino que incluso apuntan a que perdería la tercera posición en el Congreso en beneficio de Ciudadanos, un augurio que el resultado de estas elecciones convierte en más que factible. La defensa del derecho a decidir o la oposición frontal al 155 -pese a que Monedero reconociera esta semana que era necesario aplicarlo- amenazan con pasar una costosa factura a los morados. Lo avisó Carolina Bescansa el pasado octubre. «A mí me gustaría un Podemos que le hablase más a España y a los españoles y no solo a los independentistas», afirmó la cofundadora de Podemos ahora apartada de la dirección del partido.

Por último, el batacazo en Cataluña también afecta a nivel personal, en concreto a Pablo Iglesias. Ésta era la primera prueba de fuego del secretario general de Podemos tras imponer su hegemonía interna en el partido tras Vistalegre II. Y ha salido achicharrado.

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