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Manifestación en Madrid ante la sede del Ministerio de Justicia. :: ñito salas
«Hermana, yo sí te creo»

«Hermana, yo sí te creo»

Miles de ciudadanos llenan plazas y calles para protestar por la sentencia y mostrar su solidaridad con la joven madrileña

D. CHIAPPE / D. ROLDÁN

MADRID.

Viernes, 27 de abril 2018, 00:29

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Gritos, pancartas y muchas lagrimas de impotencia llenaron calles y plazas de toda España, en manifestaciones llenas de mujeres, hombres y niños para mostrar su solidaridad a la joven madrileña víctima de 'la Manada' y la indignación que sienten por una condena tan leve. En Madrid, el lugar escogido fue el Ministerio de Justicia. La manifestación estaba convocada para las ocho de la tarde pero media hora antes ya había un centenar de personas, mujeres y hombres, en la calle San Bernardo. «Tranquila, hermana, aquí está tu manada», corean al compás del 3x3, acompañado de palmas. En la cercana calle del Pez, dos jóvenes escriben una pancarta. 'Os da más reparo sentenciar una violación que cometerla', escribe una con rotulador sobre cartulina púrpura.

«Que no, que no, que no tenemos miedo», grita la multitud, que empieza a ocupar la calle a lo largo. «Madrid será la tumba del machismo», sigue el coro. Daniel, vecino de Malasaña de 46 años, avanza hacia la gente con las manos ocupadas. En cada una, una hija. De nueve y siete años. Ellas se suben en un bolardo, para ver mejor. La mayor dice saber de qué va todo esto. «Sí tocan a una, nos tocan a todas», ruge la gente. El padre les explica qué quiere decir. Ellos ya estuvieron en la manifestación feminista de hace unas semanas. «En el ambiente de los jóvenes no hay cambios, sigue siendo una sociedad supermachista», dice Daniel. «Lo veo en los padres del colegio todos los días». A media calle, la gente, de todas las edades mira a las ventanas cerradas del ministerio.

Hay lágrimas. Más mujeres que hombres. «No puedo ponerme en su piel, no soy capaz», habla una con otra. Empiezan los coros, que unifican a la masa. «No es abuso, es violación». Se agitan las pancartas. Todas caseras, hechas a mano. Algo en común: el morado del fondo y cierta rabia en lo que pone. «No es no» ya no necesita los signos de exclamación para leerse como un grito.

«Os da más reparo sentenciar una violación que cometerla», escriben unos jóvenes en Madrid

Rabia e impotencia que invadieron los cuatro costados del país. «No es abuso, es violación», se corea desde Cartagena hasta San Sebastián. «Cinco hombres contra una mujer es una violación reiterada, es una violencia de primer nivel y es algo por lo que ninguna mujer nunca debería pasar», expresa la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que participa en la concentración en la plaza de Sant Jaume.

Al grito de «esta justicia es una mierda» y «no es abuso, es violación», la tensión saltó en Pamplona en el mismo momento en que el juez José Francisco Cobo mencionó la frase «condenamos a José Ángel Prenda por un delito de abusos sexuales». Para cuando el juez comenzó a especificar las indemnizaciones o la orden de alejamiento contra el primero de los acusados, en la sala de vistas 102, donde se realizaba la lectura, ya se escuchaban los gritos procedentes de decenas de personas que se habían concentrado en el exterior del Palacio de Justicia de Navarra para seguir 'in situ' el acto. Al concluir las condenas y escuchar el listado de absoluciones por delitos de agresión sexual, de robo con violencia y de delito contra la intimidad, los ánimos se caldearon y se vivieron momentos de tensión. Decenas de personas empujaron y arrastraron las vallas con las que la Policía Foral quiso proteger la entrada al Palacio de Justicia. Incluso se vivieron algunas carreras para evitar que algún manifestante entrase y se produjeron algunos golpes.

La tensión se calmó pero con manifestantes continuaron en la puerta de la Audiencia de Navarra. Incluso un grupo se dirigió a la parte de atrás para 'tapiar' con una pancarta la salida del juzgado de guardia, por donde tuvieron que salir los abogados ante la situación de tensión que se vivía en el frontal del edificio. «No es abuso, es violación», rezaba la pancarta.

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