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Santi Vila, exconsejero de Empresa de la Generalitat e investigado por su participación en el 'procés'. :: PAU BARRENA / afp
«Todo ha sido un despropósito»

«Todo ha sido un despropósito»

«Tengo la impresión, en el caso del president Puigdemont, que siempre confió en que al final le llamarían a negociar» Santi Vila Exconsejero de Empresa de la Generalitat

C. REINO

BARCELONA.

Domingo, 11 de marzo 2018, 01:14

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Santi Vila (Granollers, 1973) siempre fue un verso libre durante los gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont. Como consejero de Territorio, luego de Cultura y más tarde de Empresa, representó al sector moderado, que buscaba el entendimiento con el resto de España. Como amigo, intentó influir sobre Puigdemont. Dimitió un día antes de la declaración unilateral. Ahora publica 'De héroes y traidores' (Península).

-¿Puigdemont es un héroe o un traidor?

-En esos meses tan difíciles, todos tuvimos momentos acelerados y momentos de vuelo gallináceo. Una cosa queda clara de todo este proceso y es que deberíamos erradicar del debate político estos términos.

«La declaración unilateral de independencia era un pretexto para el 155. Fue un error»«Ha habido comportamientos irresponsables, pero yo no he engañado a nadie»

-¿Coincide en que Cataluña en los últimos cinco años nadie se ha atrevido a frenar para no aparecer como el traidor de la causa, y CDC y ERC por no parar, han acabado saliéndose de la curva?

-Es un buen diagnóstico. Ha habido una espiral y no ha habido capacidad ni liderazgo para encauzarlo. En defensa propia, se ha echado de menos un papel un poco más comprometido del Gobierno español. Visto lo visto, tenían que haber echado algún cable. Y o no se lo tomaron en serio, pensaron que esto acabaría en nada, o pensaban que acabaríamos en un show o en tragedia.

-¿Por qué no les tomó en serio el Gobierno?

-Rajoy recibía una información que no era exacta: que si esto era un suflé, que la gente estaba abducida... puede haber un poco de todo, pero algún problema debe de haber cuando gente de mi perfil vota por la independencia.

-No les tomaron en serio, pero, ¿cuál era el objetivo último del proceso soberanista?

-Había dos almas. Unos pensábamos que del pulso con el Gobierno saldría la negociación sobre algún tipo de consulta o referéndum. Otro sector, lícitamente no esperaba nada del Gobierno y decidieron que había que seguir por el camino recto.

-¿Creían que era posible la independencia?

-Eso se lo tendrá que preguntar a ellos. Tengo la impresión, en el caso del president Puigdemont, que siempre confió en que al final le llamarían a negociar. Él era consciente de que la mitad de la sociedad no quiere la independencia. En aquellas semanas de septiembre y octubre yo estuve autorizado a explorar un acuerdo.

-¿Negociar, qué, un referéndum?

-En las últimas semanas la negociación fue solo sobre un alto el fuego. Iba de que unos y otros nos teníamos que comprometer a no hacer nada unilateral. Ni 155 ni DUI. La idea era parar máquinas y evitar el choque.

-¿No es ingenuo pensar que el Gobierno hubiera negociado un referéndum?

-Reconozco que hoy es más difícil que hace dos años.

-¿Coincide con Mas en que el proceso ha sido un engaño?

-Esa palabra me incomoda mucho. Ha habido comportamientos irresponsables, pero yo no he engañado a nadie.

-¿Por qué se aprobó la declaración unilateral de independencia del 27-O?

-Yo me opuse y dimití. En mi opinión, en la medida en que solo podía tener un componente simbólico fue una provocación innecesaria. Si se trataba de empoderar al independentismo, era mejor convocar elecciones para acumular fuerzas para negociar. La DUI era un pretexto para que nos aplicaran el 155. Fue un error.

-¿Se reconocía internamente que sería simbólica o se buscaba la secesión real?

-Internamente no estaba claro que se fuera a aprobar. El día 26 de octubre de hecho íbamos a elecciones.

-Pero la DUI se plantea el día 10.

-Sí, se plantea, pero no se aprueba, hay un freno de mano. Aquel día nos imponemos los moderados. Ese día convencimos al president de que lo que había pasado el 1-O no justificaba una declaración de independencia. Hubo muchas presiones internas y externas. Fue un día trágico, en que Puigdemont intentó dar explicaciones a los diputados más independentistas que le decían que sin la DUI no podrían volver a su pueblo.

-¿Por qué el 10 no se aprobó la DUI y sí en cambio el día 27?

-Mis tesis fracasaron. Puigdemont nos autoriza a explorar conversaciones con el Gobierno. Conseguimos convencer al president para que convocara elecciones. Pero no conseguimos que Rajoy verbalizara que si no había DUI, no habría 155. Y Puigdemont no se fiaba. Y luego Albiol se equivocó, con un tuit en el que dijo que habría 155 en cualquier caso. Los más radicales dijeron: '¿Veis?, buscan la humillación'.

-El día 26 de octubre también fue un día cuanto menos incomprensible.

-Fue el día más triste de mi carrera política, porque lo teníamos ganado. Nos fuimos a dormir con el tema acordado. Pero Puigdemont no aguantó las presiones y los silencios de Rajoy. Un mensaje de serenidad por parte del Gobierno hubiera sido suficiente.

-¿El PDeCAT y ERC están regresando al autonomismo?

-Al autonomismo no sé, pero si un viaje al centro. El autonomismo ya no volverá tal y como lo entendemos pero todos hemos aprendido muchas lecciones.

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