El anuncio de la consulta no frena las críticas contra Iglesias y Montero

Todo apunta a que la dirección nacional acelerará al máximo los tiempos para zanjar cuanto antes la polémica por la compra del chalet de más de 600.000 euros en la sierra de madrileña. Debe hacerlo porque mientras Iglesias y Montero no reciban la confianza de los militantes su nueva casa seguirá desgastándoles a ellos y al partido, tanto por las críticas internas como por las que llegan de fuera. Las primeras sumaron ayer un nuevo torpedo a la línea de flotación de los dos máximos dirigentes del partido. Lo lanzó el diputado de la Asamblea madrileña Isidro López, perteneciente a la rama de los anticapitalistas. Según vaticinó, Iglesias y Montero «van a dinamitar Podemos como organización». «Reducirla -añadió- a un aparato de legitimación de los caprichos de sus líderes. Ya lo era. Pero ahora a la vista de todos». Y, continuó López: «Comprarse un chalet no es moralmente reprobable sino políticamente torpe».

Es desde el sector anticapitalista donde más se ha reprobado la compra de la casa. Dolieron especialmente las palabras de José María González 'Kichi'. El alcalde de Cádiz recordó el viernes que los dirigentes de Podemos tienen el compromiso de «de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones» y que el siempre vivirá «en un piso de currela». No obstante, Teresa Rodríguez y Miguel Urbán, las dos figuras destacadas de la corriente más izquierdista dentro Podemos, han declinado hacer cualquier tipo de valoración sobre el asunto.

Las críticas de fuera llegaron ayer desde el PSOE. Pedro Sánchez eludió pronunciarse cuando estalló el escándalo, aunque tampoco renunció por completo a pescar en río revuelto e instó a los votantes de Podemos a «que saquen sus conclusiones de si aquello que dijo y aquello que hace (Iglesias) es coherente». La secretaria socialista de Igualdad, Carmen Calvo, tachó de incoherencia la compra del chalet. La exministra de Cultura en el primer Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero recordó que el líder de Podemos llegó a la política prometiendo muchas cosas nuevas que luego, afirmó, no han llegado. «En esa tesitura estarán tomando nota muchos de sus votantes», insistió Calvo.

Cuanto antes sean refrendados Iglesias y Montero, mejor será para el partido. Y es que la crisis de liderazgo en Podemos llega en el peor momento. Lo hace justo cuando el partido negocia con Izquierda Unida y se ha puesto el chip de campaña electoral. En Madrid, incluso, Íñigo Errejón ya ha comenzado a recorrerse esta comunidad, que es donde los morados tienen puestas sus mayores expectativas de alcanzar el poder. La clave para una victoria en Madrid está en no cometer errores que perjudiquen la campaña, se sostiene dentro del partido. Pero apenas empezada la carrera electoral, el ex número dos ya ha tenido que enfrentar un conato de choque con los 'pablistas' de Ramón Espinar y ahora la polémica por el chalet.

Nadie duda en Podemos de que la militancia dará su confianza a los dos dirigentes. Ni siquiera quienes disienten de la forma en que Iglesias controla la organización se arriesgarían a dejar al partido huérfano de la noche a la mañana. Con la salida de Iglesias y Montero prácticamente descartada, las incógnitas de la consulta se centrarán en saber el porcentaje de militantes que se decantan por echar a sus dos líderes y en el grado de participación. Ambos termómetros servirán para conocer el impacto que ha tenido entre los simpatizantes del partido la compra de la casa de 600.000 euros. Podemos cuenta con 494.000 personas que tendrán derecho a voto.

Si saltase la gran sorpresa y los inscritos dejasen caer a sus dos principales dirigentes el colapso sería difícil de superar. Errejón, el otro gran valor del partido junto a Iglesias hasta la ruptura entre ambos, no podría tomar las riendas al contar con la oposición del sector oficialista, que cuenta con mayoría absoluta en los órganos de dirección del partido. Solo Echenique parece contar con la fuerza necesaria para sacar adelante la formación.