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Rajoy, durante la clausura ayer de la XXXIII Reunión del Círculo de Economía de Sitges. :: a. dalmau / efe
Rajoy avisa del efecto terrible de la independencia

Rajoy avisa del efecto terrible de la independencia

El presidente del Gobierno compara la secesión con el Brexit e insiste en que no autorizará el referéndum

CRISTIAN REINO

Domingo, 28 de mayo 2017, 00:11

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La semana arrancó con Carles Puigdemont en Madrid y ha concluido con Mariano Rajoy en Sitges (Barcelona), en un intercambio de destinos que ha constatado que las distancias entre los dos gobiernos, el central y el catalán, son insalvables y que el conflicto es inminente. Después del portazo definitivo del jefe del Ejecutivo a la propuesta formal de Puigdemont de negociar un referéndum para Cataluña, Rajoy cumplió ayer fielmente con su cita anual con las jornadas del Círculo de Economía (no ha faltado nunca desde 2004), donde avisó a los catalanes de las «terribles» consecuencias que podría provocar la independencia de Cataluña. Un «trauma» similar, según la analogía que trazó el presidente del Gobierno, al que está causando el Brexit.

En la reunión del influyente lobby empresarial, que reúne a la flor y nata del empresariado catalán, Rajoy juega más bien en casa y de hecho el mundo económico catalán se puso el jueves de su parte cuando instó a Puigdemont a respetar el marco legal y a acudir al Congreso a defender su plan. Pero por si alguno aún tenía dudas, el presidente del Gobierno enumeró alguna de las plagas bíblicas que la secesión llevaría consigo. «Es lo peor que nos puede pasar a todos, españoles y catalanes», afirmó. Entre otras cosas, porque expulsaría a los catalanes de la UE, «digan lo que digan». La coletilla iba dirigida al vicepresdente de la Generalitat, Oriol Junqueras, que el viernes, desde el mismo micrófono afirmó que es «imposible» que Cataluña se quede fuera del club europeo. Rajoy les advirtió además de que si Cataluña sale de la UE y se convierte en un nuevo Estado perderá las ayudas europeas y su PIB se reducirá un 30%.

El presidente del Gobierno tenía ganas de explicarse y así como en otras ediciones trató de esquivar el tema catalán, en esta ocasión lo encaró de frente, quizá porque Carles Puigdemont llevaba semanas pidiéndole que argumente su negativa a permitir un referéndum.

«No lo voy a autorizar porque ni puedo ni quiero. Ese referéndum no se va a producir», expresó. El Gobierno ha elevado el tono esta semana contra los soberanistas, tachados de golpistas. Tras la victoria de Pedro Sánchez en el PSOE, que ha trastocado sus planes, el PP ha encontrado en el proceso catalán el elemento al que dirigir todos sus dardos. «El derecho de autodeterminación no existe», aseguró Rajoy.

Tercera vía

Como en la carta enviada a Puigdemont en la que cerró todas las puertas a la consulta, el presidente del Ejecutivo central volvió a emplazar al dirigente nacionalista a acudir al Congreso a defender sus tesis. Ese referéndum podría autorizarlo el Parlamento, dijo, pero para ello necesitaría un cambio en la Constitución porque la «soberanía radica en el conjunto del pueblo español».

Los empresarios catalanes, igual que pidieron al Gobierno catalán que cumpla la ley, reclamaron al líder del centroderecha que se siente a negociar con el soberanismo alguna propuesta de tercera vía que pueda solucionar el actual conflicto institucional. Rajoy no cerró ninguna puerta en este sentido, aunque criticó a Puigdemont porque no le da ningún margen, pues se limita a hablar del referéndum.

El inquilino de la Moncloa censuró además el chantaje que a su juicio quiere hacerle el secesionismo, que le amenaza con «liquidar» la soberanía nacional en 24 horas, a través de la ley de transitoriedad jurídica, si no se sienta en la mesa. «Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que el sentido común se imponga y por una solución política», se comprometió ante los empresarios. Eso sí, les pidió ayuda para derrotar el independentismo y les dijo que la «solución» al debate secesionista no es un tema que implica solo al Gobierno y a los diputados del Congreso, sino también a «todas aquellas personas que creen en el país». Y por si alguno no acabó de darse por aludido, concluyó su intervención con un aviso a los que exigen una salida pero no se mojan: «La equidistancia está muy bien pero no en todo ni en todas las razones de la vida». También en este punto pidió al PSOE que arrime el hombre, ahora que su secretario general reivindica la España plurinacional. «Me gustaría tener acuerdos de Estado con el PSOE», deslizó, refiriéndose en concreto al caso catalán.

Una de las posibles salidas que plantearon los empresarios es la que ya reclamó Mas en 2012, el pacto fiscal o una especie de concierto a la catalana. Rajoy no lo rechazó de plano, pero ya dejó claro que no es partidario.

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