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Dos policías buscan pruebas en el jardín del supuesto asesino. Arriba, &lsquoEl Candi&rsquo. :: r. c.
'Operación Breaking Bad': asesinado, congelado y disuelto en sosa cáustica

'Operación Breaking Bad': asesinado, congelado y disuelto en sosa cáustica

Resuelven dos años después la desaparición de un vecino de Parla a pesar de que el cuerpo de la víctima fue diluido y dispersado por caminos

MELCHOR SÁIZ-PARDO

Sábado, 27 de mayo 2017, 00:43

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Madrid. La máxima de que no hay crimen perfecto volvió a confirmarse. Y eso, a pesar de que el asesino y sus dos cómplices lo intentaron todo para hacer desaparecer físicamente el cuerpo de su víctima. Casi lograron no dejar ni un hueso, pero los verdugos no consiguieron borrar todas las pistas y al final los agentes de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y de la comisaría de la Policía Nacional en Parla (Madrid) lograron resolver, tras centenares de horas de trabajo y casi dos años después del crimen, el caso de la misteriosa desaparición de Cándido Español López, que traía de cabeza a toda Parla.

Tres personas, entre ellas el presunto asesino material de &lsquoCandi&rsquo, han sido detenidas. Están acusados de haber disuelto el cadáver de su corpulenta víctima y de haber esparcido la mezcla por varios caminos. Los agentes han denominado a la operación &lsquoBreaking Bad&rsquo porque también en esa serie de TV se dedican a hacer desaparecer un cadáver usando ácido fluorhídrico. Los asesinos de &lsquoCandi&rsquo utilizaron sosa cáustica.

Cándido Español López desapareció el viernes 4 de septiembre de 2015. Salió de su casa de Parla sin decir a dónde iba. Solo vestía una camiseta negra, un bañador y unas chanclas. Horas después sus familiares dieron la voz de la alarma por su desaparición. Todo el pueblo se volcó y los carteles con su fotografía inundaron el sur de la Comunidad de Madrid. Lo que nadie sabía, solo sus asesinos, es que para entonces &lsquoCandi&rsquo estaba muerto.

Los investigadores, en un principio, apuntaron la posibilidad de que la desaparición de Español López fuera voluntaria. Incluso que fuera breve. Pero conforme pasaron los meses, la Policía empezó a pensar en que &lsquoCandi&rsquo había sido asesinado por un ajuste de cuentas relacionado con drogas. Un nombre apareció como principal sospechoso, el de Antonio A. D., &lsquoEl Soji&rsquo de 37 años, un camello que se relacionó con la víctima y que frecuentaba Parla, aunque residía en la cercana localidad toledana de Illescas, a solo catorce kilómetros. La UDEV estaba cada vez más convencida de que la desaparición tenía una «etiología criminal» y que &lsquoEl Soji&rsquo estaba detrás de ella, pero no tenía indicios claros. Hasta que a principios de año, la Policía tuvo una pista que no ha revelado y que les llevó hasta un chalet del asesino en la urbanización de Los Pradillos de Illescas, una vivienda con piscina y frutales.

Allí, la Policía busco pistas durante días. Los agentes usaron sin éxito perros. Luego utilizaron una máquina para escanear el subsuelo de todo el jardín hasta que finalmente encontraron los indicios de que buscaban: un minúsculo hueso de la víctima, ropa de &lsquoCandi&rsquo y un hacha.

En el congelador

Había suficientes indicios para incriminar a &lsquoEl Soji&rsquo, pero no había cadáver. La espeluznante reconstrucción de los hechos explica por qué nunca se encontrará el cuerpo. Según el relato de la UDEV, &lsquoCandi&rsquo quedó con su asesino el mismo día de su muerte en el chalet de Illescas. Allí, en el garaje de la vivienda y quizás tras una discusión, &lsquoEl Soji&rsquo le descerrajó tres tiros. En un primer momento ocultó el cadáver en un arcón congelador, pero luego decidió enterarlo en su propio jardín, junto a la piscina.

Pero el asesino no estaba tranquilo. Desconfiaba. Pensaba que su propio entorno podría denunciarle o descubrir el cuerpo en el jardín. Así que, meses después del asesinato, decidió desenterrar el cuerpo. Metió el cadáver de &lsquoCandi&rsquo en una inmensa cuba de sosa cáustica, amoníaco y ácido. Una vez deshecho el cuerpo, el asesino arrojó la mezcla en diversos caminos de tierra de las inmediaciones de la urbanización de Los Pradillos.

En el registro del domicilio y coche del asesino, además de un hueso de la víctima y sus restos de ropa, los agentes hallaron 40 gramos de cocaína y un revólver CTV (checo) del calibre 38 especial oculto en una &lsquocaleta&rsquo (escondite habitual para la droga) del coche. Según la policía, los otros dos detenidos fueron cómplices en el asesinato, aunque no participaron materialmente en el homicidio.

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