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Rajoy rechaza a Puigdemont como interlocutor si amenaza con la ruptura

El Gobierno denuncia un intento de «golpe de Estado» de la Generalitat y advierte de que tiene la capacidad de impedir el referéndum

NURIA VEGA

Miércoles, 24 de mayo 2017, 00:53

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El Gobierno aunó ayer su mensaje frente al avance de los planes secesionistas de la Generalitat catalana. La consigna general consistió en calificar de intento o amenaza de «golpe de Estado» la hoja de ruta independentista que establece el referéndum en otoño y que podría desembocar en una ruptura unilateral con el resto de España. Hace días que en la Moncloa preparan toda su artillería dialéctica para combatir el discurso de Carles Puigdemont y denunciar sus intenciones. «Esto sólo pasa en las peores dictaduras», llegó a censurar Mariano Rajoy en la sesión de control del Senado.

En el Ejecutivo no se refieren únicamente a la convocatoria de la consulta. Desde el lunes han concedido toda credibilidad al borrador publicado sobre la ley de transitoriedad jurídica, que contemplaría la secesión inmediata en caso de que el referéndum sobre la independencia de Cataluña no pueda llevarse a efecto. Sobre ese plan que la Generalitat estaría trabajando «en secreto», como apuntó Soraya Sáenz de Santamaría, ha construido el Gobierno su ofensiva.

El presidente, que compareció el lunes de manera excepcional en la sede central del PP tras el Comité Ejecutivo Nacional para responder por anticipado al ultimátum de Puigdemont, rechazó ayer al dirigente catalán como interlocutor si persiste «el chantaje». «Yo estoy dispuesto a hablar de todas las cosas que sean razonables, lo que no estoy dispuesto es a hablar con quien, en el caso de que yo no haga lo que él diga, me amenaza con una ley de transitoriedad jurídica para irse de España y hacer uno de los mayores disparates que se ha anunciado en muchos años», advirtió en el Senado.

Del mismo modo, reprochó a Esquerra querer «aprobar en 24 horas una constitución para un país», sin debate con la oposición y «liquidando la soberanía nacional». «Es una de las mayores cacicadas que he visto», elevó el tono Mariano Rajoy en el hemiciclo. La única vía alternativa que propone el jefe del Ejecutivo para encauzar un conflicto enquistado y que parece entrar en una fase decisiva, es el Congreso. Las Cortes Generales son el «cauce democrático» que ofrecen en la Moncloa a Puigdemont. El presidente nunca aceptará una negociación bilateral, «de gobierno a gobierno», para convocar una consulta. Pero sí está dispuesto a debatir en la Cámara baja las reivindicaciones de la Generalitat.

Proporcionalidad

Esquerra, en cambio, es consciente de que cualquier reforma constitucional que se plantee para transferir al Gobierno catalán la competencia en materia de referéndum está abocada al fracaso y se niega a someter su propuesta a la «mayoría absolutísima» de PP, PSOE y Ciudadanos. Esa fue la advertencia que hoy trasladó la senadora Mirella Cortés: habrá consulta sí o sí. «Nos veremos en las urnas este otoño -anticipó- no hay ni un paso atrás».

La vicepresidenta, sin embargo, dejó claro ayer que «la democracia tiene el poder para evitar el referéndum». El Gobierno puede emplear todas sus herramientas para impedir la consulta aunque la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, no quiso especificar qué instrumentos estaría dispuesto a activar el Ejecutivo. «Inicialmente», no tiene «ninguna intención», insistió, de utilizar la fuerza. «Si algo ha demostrado este Gobierno es que el sentido de la proporcionalidad, es una prioridad», subrayó. Queda por ver hasta dónde son capaces de llegar unos y otros.

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