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M. BALÍN
Miércoles, 29 de marzo 2017, 01:10
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madrid. Mireia Pujol, hija del expresidente de la Generalitat de Cataluña Jordi Pujol, aseguró ayer al juez de la Audiencia Nacional que investiga el origen de la fortuna familiar, José de la Mata, que gracias al gestor de su cuenta en Andorra logró multiplicar sus beneficios hasta los 1,7 millones de euros.
A diferencia de la versión de sus hermanos, la investigada por un delito de blanqueo de capitales atribuyó a este presunto gestor el incremento de su patrimonio y no al hermano mayor de los Pujol Ferrusola, Jordi, quien según aquéllos fue el responsable de mover el dinero repartido de la herencia del abuelo Florenci, fallecido en 1980. «Felicidades a su gestor», le llegó a espetar de forma irónica el juez a Mireia, según fuentes jurídicas presentes en el interrogatorio. Ésta fue la última de los siete hermanos en declarar y la línea de su defensa no se movió un ápice del resto.
La que fuera bailarina y ahora fisioterapeuta explicó ayer que su parte de la herencia fueron 62 millones de pesetas (372.000 euros) que ingresó en 1992 en la entidad Banca Reig (luego Andbank de Andorra) y que en 2010, cuando trasladó su cuenta a la entidad andorrana BPA, ascendía a 1,7 millones. ¿Pero de dónde procedían los 62 millones de pesetas?, le preguntó el juez De la Mata. «Mi padre no nos dijo que no aceptáramos el dinero y yo me fié de mi familia. Entonces tenía 23 años y no me interesé por esos fondos porque tenía un trabajo como bailarina y viajaba por varios países, por lo que no me hacían falta», respondió Mireia, según las mismas fuentes.
En algún momento del interrogatorio, la investigada reconoció que igual tenía que haberlo declarado antes de 2014, cuando estalló el escándalo de la fortuna de los Pujol en Andorra y se decidió a regularizarlo ante Hacienda. Entonces, declaró 1,1 millones que tenía en BPA, por los que pagó a Hacienda una multa de 478.225 euros. Además, antes de eso sacó alrededor de 170.000 euros para su negocio de fisioterapia, dinero con el que también ayudó «a gente», aseguró.
También reconoció que en 2012, y siguiendo los consejos del banco, que le ofreció varías vías para defraudar, constituyó una fundación en Panamá con su hermana Marta, con la que ocultaron una vez más el dinero. A preguntas de la acusación popular ejercida por Podemos, dijo que ella sabía que no podía repatriar los fondos a España y los tenía que mantener ocultos.
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