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XVIII Congreso nacional del PP.
La baja participación en los congresos del PP deja al descubierto censos inflados

La baja participación en los congresos del PP deja al descubierto censos inflados

Las direcciones de Madrid y Valencia actualizarán sus registros de militantes para eliminar a quienes han fallecido o se han desvinculado

Nuria Vega

Lunes, 13 de marzo 2017, 10:19

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Dicen en el PP que el empeño de Cristina Cifuentes por dar todo el protagonismo a la militancia en el congreso regional de Madrid ha obligado a su equipo a un esfuerzo extraordinario por movilizar a las bases, convocadas ayer a una primera votación. Pese a todo, solo 10.888 de los 94.511 afiliados que el partido tenía contabilizados en noviembre de 2016, se inscribieron para elegir ayer en primera vuelta al próximo líder territorial. Cifuentes arrasó con 6.944 votos frente a los 1.095 obtenidos por Luis Asúa. No habrá segunda vuelta y Cifuentes es ya presidenta territorial. En Valencia, a falta de que hoy se revise la cifra, 8.052 de los 148.711 militantes se han mostrado interesados en participar. El debate que estos números dejan al descubierto se ha instalado entre los populares: ¿hay poco interés en tomar la palabra o los censos estaban inflados?

Probablemente, ambas tesis sean ciertas. En la mayor parte de las organizaciones del PP, los afiliados dispuestos a intervenir en la designación de su próximo presidente regional o no superan el 10% o apenas rondan esa cifra. Nunca hasta ahora habían estado bajo el foco mediático ni se les había otorgado un papel tan decisivo en el proceso. Y las "dinámicas", apuntan en las direcciones territoriales, son difíciles de cambiar. Fuentes populares distinguen a sus bases de las de otras formaciones. "Nuestro afiliado no está tan ideologizado como el del PSOE -explican-; es generalmente una persona práctica, que apoya el proyecto del PP y no quiere complicaciones sobre la organización del partido, entiende que eso es cosa de los cargos que cobran por ello".

Afiliado o simpatizante

De hecho, el valor añadido que los populares otorgan a este tipo de perfiles es que están dispuestos a abrir la sede del PP en domingo y en el pueblo más pequeño y perdido de España para que el dirigente de turno prepare su acto de fin de semana. O incluso a desplazarse en autobuses para respaldar las campañas electorales. Son esa masa que garantiza el sostenimiento de la macroestructura conservadora, el elemento diferenciador respecto a otras fuerzas políticas. Pero poco o nada acostumbrada a pronunciarse sobre la composición del partido.

El debate sobre la implantación de primarias en las formaciones les ha sorprendido, de hecho, con el pie cambiado. No era hasta ahora una reivindicación de peso, aunque poco a poco la necesidad de una mayor participación y democracia interna se abre camino. El sistema ideado por el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, alumbra una fórmula híbrida. Por un lado, se asegura que los militantes que lo deseen, previa inscripción, puedan votar en una primera vuelta a su líder. Pero al final, son los compromisarios o delegados los que tienen la última palabra en un congreso.

El estreno de este mecanismo ha hecho aflorar que una parte de quienes figuran en los censos del PP no están al corriente de pago. Y esto ha originado conflictos y reproches cruzados en aquellas organizaciones, como Madrid, Valencia, Baleares, Asturias o Canarias, donde hay pugna entre dos candidatos y uno de ellos acusa al oponente de intentar hacer trampas con el registro y buscar afines que no abonan su cuota.

Lo cierto es que el PP contempla que en sus listas haya afiliados, que pagan, o simpatizantes, que apoyan. Pero los primeros reducirían y mucho la cifra total de la que presume el partido. A día de hoy, según los datos oficiales, la de Mariano Rajoy podría ser una de las organizaciones más potentes a nivel mundial con más 800.000 militantes, frente a los 180.000 del PSOE, los 22.765 de Ciudadanos o los 480.674 de Podemos. Aunque en el caso de la formación de Pablo Iglesias, sólo 151.340 personas participaron en su último cónclave, el de Vistalegre II.

Sin ir más lejos, la CDU de Angela Merkel asegura contar con el respaldo de 435.300 afiliados. Este contraste de cifras ha llevado a Cifuentes a prometer que cuando pasen los procesos congresuales, el partido en Madrid depurará sus listas y eliminará a aquellos que se desvincularon del proyecto o que han fallecido. Porque por extraño que resulte, estos últimos siguen poblando los censos del Partido Popular en toda España.

También en la Comunidad Valenciana, una de las organizaciones más fuertes del partido, Isabel Bonig tiene intención de revisar el registro. Y desde la dirección nacional se busca impulsar un sistema interno, el Lanza, para que todos los territorios obren del mismo modo. Pero en muchas autonomías aseguran que "ese debate no se ha planteado".

Lo cierto es que contar con un importante número de militantes tiene sus ventajas. Algunas fuentes recuerdan que, según los estatutos, el reparto de los compromisarios electos que designan al líder del PP depende "al menos en un 75%" de los niveles de afiliación. "Nadie quiere perder fuerza e influencia", reconoce un dirigente popular. El camino hacia la transparencia, sin embargo, puede ser imparable.

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