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Iglesias debe gestionar la victoria, sin purgas

La 'dulce derrota' de los seguidores de Errejón abre muchas incógnitas

Margarita Sáenz-DÍez

Domingo, 12 de febrero 2017, 19:01

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La fortaleza que este fin de semana exhibió Podemos en Vistalegre será un referente en la historia de los partidos políticos de este país. Después de semanas y meses de tirarse los trastos a la cabeza, la unidad fue reclamada por la entusiasmada parroquia desde el primero hasta el último minuto del cónclave. El triunfo de Pablo Iglesias fue acompañado por la sólida representación conseguida por Íñigo Errejón. Ahora toca preguntarse, cómo gestionará la victoria alguien que se ha incorporado a la iconografía política contemporánea en tres años y un mes de existencia.

Veremos cómo encajarán la 'dulce derrota' los que rechazaban cavar trincheras y apostaban por la transversalidad. De momento, prevalece la idea de remar todos en la misma dirección. Juntos en una única barca, porque suman más, aunque el poder está ahora más equilibrado. Iglesias controla casi el 60% de la dirección y Errejón algo más del 37 %. Los anticapitalistas el 2,23%. En las estrategias políticas a desarrollar, el 'icono' también se ha llevado el gato al agua, aunque sostiene que liderará el partido con unidad y humildad. ¿Será posible?

Los porcentajes obtenidos por unos y otros permitirían una coexistencia pactada, si las purgas no se ponen en marcha. Si «pactar no es traicionar», como subraya el gran intelectual de la izquierda israelí, Amos de Oz, el nuevo Podemos podría aplicarse ahora la lección. En su momento, se negó a acordar con los socialistas un Gobierno alternativo al de Mariano Rajoy. En los últimos tramos ante la meta de Vistalegre, Iglesias puso el pie en el acelerador. Jugó al todo o nada, al anticipar que dimitiría si no alcanzaba la mayoría, tanto en los documentos que iban a marcar el rumbo del partido, como en el Consejo Ciudadano. Su amago funcionó. Claramente.

En cuanto a la defensa del llamado Derecho a Decidir, pocas novedades. Sólo que ha sido apoyada por más de 150.000 votantes. Eso no ahorrará a Podemos cuidar con esmero sus relaciones con las Confluencias, gallega, catalana, valenciana. Ya se sabe, las periferias son hacedoras de tendencias centrífugas y, a quien le gusta mandar sin que nadie rechiste, tendrá que morderse los labios. ¿O es que se consiguen cinco millones de votos sin las Confluencias?

Como una advertencia a los que todavía reman en su mismo barco, Iglesias proclamó «nunca nos equivocaremos de bando». Parece evidente que el partido socialista no es del mismo bando del 'icono'. Así que, ojo y oído al parche.

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