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Un kilómetro y medio entre vítores y banderas

Miles de catalanes arropan a los tres acusados en una nueva exhibición de fuerza del soberanismo

C. REINO

Martes, 7 de febrero 2017, 01:16

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El soberanismo presentó el juicio del 9-N como un nuevo ataque del Estado contra la dignidad de Cataluña y en torno a 40.000 personas (según la Guardia Urbana, menos de 20.000 según otras fuentes) arroparon al expresidente y a sus exconsejeras frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Muchos de ellos acompañaron a Mas, Ortega y Rigau a lo largo del baño de masas que se dieron desde el Palau de la Generalitat hasta el tribunal, un recorrido de kilómetro y medio con parada en alguno de los iconos del secesionismo, como el Fossar de les Moreres (cementerio de las Moreras) o el centro cultural del Born. La liturgia independentista quiso trazar una analogía entre el juicio y la batalla de 1714.

Los acusados salieron a las 8:15 del Palau de la Generalitat, donde les recibió Carles Puigdemont, con su gabinete, y la presidenta de la Cámara catalana, Carme Forcadell. Desde allí, la comitiva se desplazó a pie hasta el tribunal. Antes, el presidente dijo que «Mas, Ortega y Rigau defienden hoy la dignidad de Cataluña antes los abusos del Estado. Todos los que votamos el 9-N nos sentimos juzgados».

La comitiva llegó al tribunal, donde les esperaban miles de personas al grito de «independencia», «votaremos», «ni un paso atrás», «no estáis solos», «fuera, fuera, fuera, la justicia española». Tan largo fue el paseíllo que Mas, Ortega y Rigau llegaron media hora tarde al juicio, lo que a punto estuvo de costarles una multa o si llegan a tardar un poco más, una advertencia de detención. Fue como una Diada, pero con menos gente, en día de labor y a primera hora. La consecuencia fue que la mayoría de los asistentes tenía pocas obligaciones laborales, y a pesar de que la Generalitat había invitado a sus funcionarios a pedir un día libre para manifestarse, predominaba el público pensionista.

Después de su declaración, Mas, Ortega y Rigau volvieron a darse un baño de masas y se subieron al escenario que había montado la ANC. Fue un momento intenso. Como lo fue cuando los responsables del tribunal izaron la bandera española después de que quedara enganchada a la europea por el viento. Por momentos solo ondeó la catalana y alguno pensó que ya había llegado el día de la independencia.

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