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Un hombre muere en una finca de Cantabria tras ser atacado por su toro

Dos niños encontraron en un cercado a primera hora de la tarde al animal en estado muy agresivo y rondando el cuerpo del ganadero, muy maltrecho por las numerosas cornadas

redacción

Domingo, 11 de diciembre 2016, 13:10

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Dos críos fueron los que dieron el aviso. Andaban jugando por la zona aprovechando el buen tiempo en la tarde del sábado en Gama (Santander). En un cercado, un grupo de novillas y un par de toros. Hasta ahí, todo normal. Pero los chavales se percataron de que había alguien en el suelo y que uno de los toros le rondaba sin separarse de él.

Según pudo saber 'El Diario Montañés', el que estaba tendido era un conocido ganadero del pueblo. Algunos testigos aseguraron que el cadáver estaba muy maltrecho. Corneado y golpeado. El suceso pronto corrió como la pólvora por toda la comarca, donde numerosos vecinos quedaron consternados al conocer la sorprendente noticia.

Lo primero que hicieron los chavales fue avisar a sus padres. Ellos fueron quienes se pusieron en contacto con la centralita del 112, que confirma que recibió la llamada en torno a las cuatro y veinte de la tarde. Desde allí movilizaron al personal de la Guardia Civil, del 061 y a los servicios de atención psicosocial de Cruz Roja. A partir de ese momento, el relato lo construyen desde el propio pueblo. Testigos, vecinos... Nadie pudo arrimarse en principio a la víctima, que respondía a las iniciales de E. V. y que tenía 54 años, estaba casado y con dos hijos.

Un ganadero 'mixto', que compartía la actividad de los animales con otras ocupaciones. La finca, según confirman desde Gama, estaba, de hecho, muy cerca de su casa. El animal se mostró muy agresivo en todo momento y no permitía que nadie sobrepasara los límites del vallado. Que nadie se acercara. Cada vez que escuchaba ruido volvía a acercarse a la víctima. Tanto fue así que la operación se prolongó durante, al menos, tres horas.

El caso es que, ante la imposibilidad de avanzar hasta el lugar en el que estaba tendido el ganadero, un guarda tuvo que abatir finalmente al animal, de raza limusín (habitualmente muy noble, más aún que el ganado tudanco, según los expertos). La víctima, prosigue el relato vecinal, pudo haber bajado a la finca para soltar una novilla que acababa de adquirir y el toro -de unos setecientos kilos, según el mismo relato- se "cebó con él".

Tanto fue así que "el cuerpo apareció muy maltrecho", con evidentes huellas de las embestidas en forma de golpes y cornadas. Los servicios médicos certificaron la muerte una vez que pudieron acceder al cuerpo, al que trasladaron hasta Santander para realizarle la correspondiente autopsia.

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