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ANDER AZPIROZ
Domingo, 30 de octubre 2016, 01:48
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En su primera intervención en el debate de investidura, Pablo Iglesias se esforzó en relevar a un PSOE a la deriva del puesto de mando en la oposición. Ayer, en la segunda, dio la tarea por cumplida y giró su punto de mira en Mariano Rajoy. Autoproclamado como único adversario de una «triple alianza» pactada por los que denomina como partidos del antiguo régimen, el secretario general de Podemos afirmó desde la tribuna del Congreso que, a pesar de la investidura del candidato del PP, «España ha cambiado» y «tarde o temprano» él alcanzará la Moncloa. «Ahora -afirmó Iglesias- nos tocará estar en la oposición. Y cuando nos toque, estaremos preparados para ganar y gobernar. Buena suerte en su epílogo, señor Mariano Rajoy». El del reloj es un mensaje que Podemos ha lanzado en repetidas ocasiones bajo el argumento de su primacía sobre el resto de fuerzas en lo que respecta el voto joven. Ya lo dijo Carolina Bescansa, la gurú demoscópica del partido: «Si solo votaran los menores de 45 años, Iglesias ya sería presidente».
Ajustándose a su renovada estrategia de llamar a la lucha en las barricadas para acabar con la casta, el líder del partido morado apuntó a «las élites económicas» como próximo Gobierno en la sombra. Iglesias, que nunca ha ocultado el respeto que le merece Rajoy pese al abismo ideológico que les separa, incluso se permitió el lujo de felicitar al presidente del Gobierno por haber resistido las presiones de esos poderes económicos para que diera un paso al lado y permitiera un Ejecutivo de Ciudadanos y PSOE, a los que, sin decirlo, metió en el mismo saco del PP. Es decir, en el de la casta y el inmovilismo. «Ha demostrado ser un buen político porque resistió, pero ha dejado herido de muerte al partido socialista y ha sentado las bases para que tarde o temprano le ganemos las elecciones», sentenció Iglesias en una de las pocas alusiones que hizo del PSOE. De los socialistas apenas volvió a hablar para destacar como la forma en que se «han humillado» con su amnistía a Rajoy.
Marcha atrás de Sánchez
La renuncia de Pedro Sánchez fue valorada de distinta forma entre los dirigentes de Podemos. Iglesias, que nunca ha mantenido una relación sencilla con el exlíder socialista, ahondó en la herida y consideró que, «de poder dar marcha atrás», Sánchez «rectificaría y estudiaría con mas cariño» las ofertas de coalición que Podemos le trasladó en la pasada y presente legislatura. «Prefirieron hacer caso a Felipe González, y ahora tenemos lo que tenemos», denunció.
Una vez más Íñigo Errejón se manifestó en sentido contrario a su jefe de filas. Fiel a su estilo más calmado, el número dos de Podemos opinó que abandonar el escaño antes que abstenerse ante Mariano Rajoy es un gesto que «honra» a Sánchez.
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