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Rajoy comienza a ver la salida del túnel tras 300 días en funciones

La caída de Sánchez en el PSOE alienta el sueño bipartidista del presidente, que reconoce en Javier Fernández una «vuelta a las esencias»

NURIA VEGA

Domingo, 16 de octubre 2016, 00:26

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Se cumplían ayer 300 días de Gobierno en funciones y, por primera vez en este tiempo Mariano Rajoy comienza a reconocer el terreno que pisa. El presidente, que antes de los comicios del 20 de diciembre se veía compartiendo Consejo de Ministros con el PSOE, comprobó a finales de 2015 cómo se desmoronaban sus expectativas en un escenario multipartidista en el que el líder de la segunda fuerza pretendía ocupar su puesto al frente del Ejecutivo en alianza con dos nuevos actores, Podemos y Ciudadanos. Pero la caída de Pedro Sánchez y el nombramiento de Javier Fernández al frente de la gestora socialista han resucitado el sueño bipartidista del PP, que ve más cerca que nunca la salida del túnel.

La cada vez más previsible abstención del PSOE podría desbloquear la formación del Gobierno y poner fin a un periodo de casi un año en el que la gestión del país ha quedado casi paralizada. Un día después de «la celebración de las elecciones generales» del 20-D, como establece el artículo 101 de la Constitución, el presidente y su equipo cesaron en sus puestos y siguieron en funciones.

Desde entonces, tres ministros han dejado el Ejecutivo y se han puesto en marcha dos legislaturas sin que haya podido tramitarse ninguna ley en el Parlamento, mientras se acumula medio centenar de directivas comunitarias pendientes de ratificación. El titular de Industria, José Manuel Soria, fue el primero en salir del Gobierno tras la publicación de los 'papeles de Panamá' que apuntaban a vínculos con empresas en paraísos fiscales. Después llegó el turno de Ana Pastor, que cedió sus tareas al frente de Fomento al ministro de Justicia, Rafael Catalá, para hacerse cargo de la Presidencia del Congreso tras los comicios del 26 de junio. Alfonso Alonso fue el último en irse, y en agosto soltó la cartera de Sanidad para ser el candidato del PP en las elecciones vascas.

Los acontecimientos han quedado así limitados a las estrategias de los partidos en una campaña electoral sin fin, con nula política gubernamental y unas Cortes sin poder ejercer su función. Si de media en un año suelen aprobarse 50 proyectos de ley, esa sería la cifra del trabajo que se ha quedado por hacer. Pero, sin duda, la más importante de todas las normas pendientes de tramitación es la de los Presupuestos Generales del Estado.

Bipartidismo imperfecto

De formarse el Ejecutivo, las medidas presupuestarias que puedan ponerse en marcha para 2017 a través de un decreto ley constituirán la primera iniciativa a abordar entre el Gobierno y la oposición. Por ahora, Rajoy ha renunciado a exigir al PSOE que no sólo se abstenga en la próxima sesión de investidura, sino que se comprometa a respaldar las cuentas públicas. La gobernabilidad deberá ser negociada «día a día», admite el presidente, satisfecho por haber podido recuperar al menos el diálogo fluido con el líder, aunque sea interino, de los socialistas.

Javier Fernández pertenece a una generación en la que se incluye el jefe del Ejecutivo, quien ha visto en la caída de Sánchez el triunfo de un modo de hacer política con el que se identifica. En su entorno entienden que se han recuperado «algunas de las esencias» que parecían enterradas por la ola de las nuevas formaciones que irrumpieron en el debate público a «golpe de Twitter». Y confían en que la «serenidad» y la «sensatez» del discurso del presidente de la gestora socialista ponga de manifiesto que la renovación en los partidos es posible sin tender hacia modelos más «podemizados».

En este sentido, algunas voces en el PP creen que los diez meses de bloqueo han acabado debilitando el empuje de partidos como Podemos o Ciudadanos y pronostican que, al menos de momento, el sistema parece encaminado a un nuevo bipartidismo, aunque eso sí, más «imperfecto», en el que populares y socialistas estarán obligados a buscar siempre socios para poder gobernar.

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