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Puigdemont ofrece al Gobierno pactar la fecha y la pregunta del referéndum

El presidente de la Generalitat advierte en Madrid de que si no hay acuerdo convocará una consulta unilateral

CRISTIAN REINO

Martes, 11 de octubre 2016, 00:43

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Tras superar la moción de confianza y después de que la mayoría de la Cámara catalana aprobara la semana pasada dos resoluciones favorables a la celebración de un referéndum, uno pactado y el otro unilateral, el presidente de la Generalitat viajó ayer a Madrid para defender la hoja de ruta que se propone culminar en un año. El jefe del Ejecutivo catalán lanzó una penúltima oferta al Gobierno central para negociar la resolución del llamado pleito catalán, que el dirigente nacionalista calificó de «anhelo de autogobierno» y voluntad de decidir su futuro en las urnas del 80% de la sociedad catalana.

Puigdemont extendió la mano al próximo presidente del Gobierno, al que pedirá cita en cuanto supere la investidura, para pactar un referéndum sobre la independencia, que es, a juicio del líder soberanista, la única solución para resolver el contencioso. El Gobierno catalán se propone consumar la ruptura con el resto de España el año que viene, pero antes afirma que no cerrará nunca la posibilidad de pactar una consulta con el Estado central.

Puigdemont insistió ayer en esta idea y se mostró dispuesto a acordar la fecha, la pregunta, los porcentajes para considerar válida la votación e incluso el tiempo que tendría que transcurrir hasta volver a promover un nuevo referéndum. Si el Gobierno hiciera una propuesta para modificar el encaje de Cataluña dentro de España, como una reforma de la Constitución o un nuevo modelo de financiación, el dirigente de la antigua Convergència se mostró dispuesto a descafeinar la consulta y someter al veredicto de las urnas dos planteamientos: el que hace el independentismo y el que pudiera hacer el Estado. Lo que sí descartó es buscar una solución que no sea refrendada por la ciudadanía.

En pleno debate sobre la investidura española, la presencia del presidente de la Generalitat en un desayuno informativo, organizado por Europa Press, no concitó en la capital de España la atención que las declaraciones de unos y otros dirigentes nacionales suelen conceder a la cuestión catalana. En el acto no había ningún representante de alto rango del Gobierno central en funciones ni del PP ni ninguno de los primeros espadas de PSOE (solo Ángel Gabilondo), Podemos o Ciudadanos.

Diez embajadores

En cambio, en el auditorio sí se encontraban diez embajadores acreditados en España, como el de Francia, Reino Unido, Bélgica, Dinamarca o Suecia. Aprovechando la presencia de representantes diplomáticos, Puigdemont trató de presentar su oferta de diálogo con la administración central y su propuesta de celebrar un referéndum como la mejor receta para acabar con la inestabilidad política en España. «Queremos sentarnos en una mesa política, no en el banquillo de los acusados», afirmó. «No estoy en la lógica de la confrontación, sino del diálogo», expuso.

Sin embargo, el presidente de la Generalitat dejó claro que no piensa dar marcha atrás y que la decisión de celebrar un referéndum está tomada, haya o no acuerdo con Madrid. En realidad, Artur Mas siguió el mismo guión. Primero extendió la mano, se cargó de razones y posteriormente activó la vía unilateral. Así, el proceso ha entrado en una especie de eterno retorno, que ha devuelto a los jugadores a la casilla de salida de 2012. Con un par de diferencias: ahora los plazos son más cortos (solo queda un año) y al independentismo de base ya no se le podrá vender el gato por liebre del 27-S.

La jornada madrileña del presidente de la Generalitat se completó con una reunión con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que ya había dicho que no apoyaría el referéndum unilateral del PDC y ERC, pero que en cambio sí se comprometió a votar en contra del suplicatorio que el Tribunal Supremo pedirá al Congreso para poder abrir un procedimiento a Francesc Homs por el 9-N. Puigdemont avisó que la vía judicial para tratar de frenar el proceso será contraproducente. «Cuanta más gasolina se eche al fuego, mayor se hará el incendio», alertó.

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