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Los críticos del PSOE planean no presentar rival contra Sánchez

Intentarán frenar el congreso pero, si fracasan, no quieren legitimar con su participación un «proceso ventajista»

PAULA DE LAS HERAS

Miércoles, 28 de septiembre 2016, 00:54

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madrid. El sector crítico del PSOE se guarda una última carta para evitar que Pedro Sánchez logre su objetivo de acallarlos mediante un 'congreso exprés': dejar que pelee solo como protesta contra un proceso que consideran tramposo. No es su opción preferida y antes de llegar a ese escenario tratarán de frenar por todos los medios el plan del secretario general para que los militantes decidan quién debe ser su líder en menos de un mes, el 23 de octubre. Pero si fracasan, se plantean seriamente, al menos por ahora, no presentar candidato alguno. «Que pelee con su sombra», aducen.

La incomparecencia del rival podría ser utilizada por los sanchistas, pero dejaría sin resolver la cuestión de fondo. Al convocar ya el 39 congreso, Sánchez plantea una suerte de plebiscito sobre su persona a partir del cuál nadie podrá discutir sus decisiones. Sus adversarios se rebelan contra esa idea. Arguyen que, por plazos y por contexto político, el cónclave es «ventajista» y le niegan legitimidad. De modo que, aunque el próximo 12 de octubre, que es cuando concluiría el plazo para la recogida de avales, no haya otro candidato a la secretaría general, se considerarán libres para discrepar. Y, sobre todo, para reclamar otro congreso, si se tercia, a la vuelta de unas terceras eleccciones.

Susana Díaz dejó claro este martes que mantiene vivas sus aspiraciones, aunque rechace un enfrentamiento inmediato. «Ahora toca España, los ciudadanos no entenderían que estuviéramos en un debate interno, en un congreso aprisa y corriendo cuando el país sufre la mayor inestabilidad que se conoce en la democracia, la gente nos mirará perplejos», argumentó. Ahora bien, no descartó dar el salto cuando considere que el momento es más propicio. «Estaré -dijo cuando se le inquirió sobre el asunto-donde me pongan los compañeros, en la cabeza o en la cola».

Los ánimos están muy caldeados y el propio Sánchez echó más leña al fuego cuando, en una entrevista en la Ser, advirtió, en contra del criterio de algunos de los miembros más afines de su ejecutiva, que no se considerará obligado a dimitir en caso de que el Comité Federal de este sábado tumbe su calendario para el congreso (votación de la militancia el 23 de octubre y cónclave general el 2,3 y 4 de diciembre), como intentan sus adversarios internos.

Soluciones

«Aquellos que voten en contra, quiero saber exactamente qué propuesta tienen para cerrar este debate», alegó en alusión a la discusión sobre qué hacer respecto a la formación de Gobierno. Él sostiene que sus críticos son partidarios de dejar gobernar al PP, a pesar de que ninguno, salvo Guillermo Fernández Vara, se ha atrevido a decirlo abiertamente. Él, en cambio, prefiere intentar un Ejecutivo alternativo (que puede requerir el apoyo de independentistas) o incluso terceras elecciones. «Para un país y para un demócrata -llegó a afirmar- unas elecciones nunca pueden ser una mala solución».

La mayoría del partido, tanto críticos como oficialistas, coincide, sin embargo, en que sería «insostenible» que siga al frente del PSOE si el máximo órgano de decisión se opone de manera contundente a su plan maestro. En todo caso, los contrarios a Sánchez ya se plantean obligarle a renunciar, mediante una especie de moción de censura, en otro comité federal extraordinario. Después sería la presidenta de la Mesa de ese órgano, la secretaria provincial de Sevilla, Verónica Pérez, quien tendría que dirigir el proceso para poner el partido en manos de una gestora.

No es del todo descartable, aun así, que la cuestión estalle antes del sábado. Los críticos siguen dándole vueltas a la posibilidad de una dimisión en bloque de la mitad más uno de la ejecutiva -18 de 35 dirigentes- para derrocar automáticamente al secretario general. Pero, de momento, no parecen darles los números. Algunos son partidarios de hacer igualmente el movimiento político y dimitir para expresar su malestar aunque no haya masa crítica suficiente para el objetivo último. Sin embargo, esa no es una postura unánime.

Votación secreta

Los teléfonos y las calculadoras siguen, pues, echando humo para la reunión del día 1. Ambos bandos se muestran seguros de contar con mayoría en el órgano de control socialista. Pero los menos apasionados admiten que uno nunca sabe lo que hará cada cual, por más promesas que haya hecho, llegado el momento. Sobre todo si, como parece estar estudiando Ferraz, la votación es anónima.

Nunca en un Comité Federal se ha votado en urna. El método habitual es el asentimiento. Pero el reglamento de Asambleas apunta que pueden establecerse cuatro modalidades de voto: por asentimiento, ordinaria, mominal (pública por llamamiento) y secreta. Y no es descartable que se aferren a ello. Los oficialistas defienden que, si no actúan bajo la mirada de sus secretarios territoriales, muchos miembros de una determinada delegación pueden desmarcarse de lo que estos dicten. Otros defienden que el voto ha de ser público por transparencia.

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