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Breve. Rajoy y Sánchez en la breve reunión que mantuvieron ayer en el Congreso. :: emilio naranjo / efe
Rajoy y Sánchez escenifican un diálogo de sordos que anticipa el fracaso del presidente

Rajoy y Sánchez escenifican un diálogo de sordos que anticipa el fracaso del presidente

NURIA VEGA

Martes, 30 de agosto 2016, 00:39

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Veinte minutos de encuentro bastaron ayer para anticipar que el debate de investidura será fallido y para constatar que a veinticuatro horas del inicio del pleno del Congreso las posturas de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez son irreconciliables. A la una y media del mediodía, el secretario general del PSOE abandonó la cuarta planta de la Cámara baja con la sensación de que la reunión con el aspirante a presidir el próximo Gobierno había sido «perfectamente prescindible». Quedó claro que si en algún momento el desbloqueo es viable, ese tiempo aún no ha llegado.

  • 1979

  • Adolfo Suárez UCD Adolfo Suárez renovó su mandato tras la designación real en 1977 y se sometió a la primera investidura. Obtuvo el apoyo de 183 diputados, 168 de UCD, ocho de AP, cinco del Partido Andalucista, uno del Partido Aragonés y otro del PNV. Votaron en contra 149 diputados 116 del PSOE, 23 del PCE, 6 del PNV y uno de Euskadiko Ezkerra, ERC, Unión Nacional de Blas Piñar y Unión del Pueblo Canario.

  • 1981

  • Leopoldo Calvo Sotelo UCD Tras la dimisión de Adolfo Suárez, Calvo-Sotelo fue el candidato. Resultó elegido en la segunda votación -que en un primer intento fue abortada por el golpe del 23F-, y fue apoyada por 175 diputados de UCD, nueve de CiU, uno de UPN y otro del PAR. En contra obtuvo 158 votos los 116 del PSOE, 23 del PCE, siete del PNV, cinco del Partido Andalucista y siete del Grupo Mixto.

  • 1982

  • Felipe González PSOE Recibió el apoyo más alto en una investidura. Sumó a los 200 de su partido (obtuvo 202 diputados, pero uno se ausentó y el presidente del Congreso, Gregorio Peces-Barba no votó), cuatro del PCE, dos del CDS y uno de Euskadiko Ezkerra. En contra tuvo los 104 votos de AP y los doce de UCD y hubo 21 abstenciones los doce diputados de CiU, los ocho del PNV y el de Esquerra.

  • 1986

  • Felipe González PSOE Las negociaciones con otras fuerzas fallaron tras la mala experiencia de la primera legislatura con mayoría absoluta, por primera vez se habló de rodillo, y el líder socialista fue reelegido con el exclusivo apoyo de su partido. Enfrente tuvo los 144 votos negativos de Coalición Popular (91), CDS (19), CiU (18), IU (7) y el Grupo Mixto (6) y las seis abstenciones de CiU. 19 diputados se ausentaron.

  • 1989

  • Felipe Gonález PSOE González se sometió a la investidura con un Congreso reducido a 333 diputados. Fue investido con los votos a favor de 167 diputados (los 166 del PSOE y el nacionalista canario Luis Mardones), en tanto que votaron en contra los 99 del Partido Popular, los trece del CDS, los 17 de IU, los 18 de CiU (18) y los dos de Euskadiko Ezkerra, Eusko Alkartasuna, Unión Valenciana y Partido Andalucista.

  • 1993

  • Felipe González PSOE Los socialistas pierden la mayoría absoluta y por primera vez se pacta el Gobierno con los nacionalistas catalanes y vascos. Felipe González logró la investidura con los 159 diputados del PSOE, 17 de CiU y cinco del PNV. Mientras que un total de 165 fueron en contra 141 del PP, 17 de IU, uno de Esquerra, cuatro de Coalición Canaria, uno de Eusko Alkartasuna y otro de Unión Valenciana.

  • 1996

  • José María Aznar PP La más laboriosa. El Partido Popular tuvo que alcanzar difíciles acuerdos con CiU, PNV y Coalición Canaria. A los 156 escaños de los populares se añadieron 16 de los nacionalistas catalanes, cinco de los vascos y cuatro de los canarios. En contra obtuvo 166 votos 141 del PSOE, 21 de Izquierda Unida y cuatro del Grupo Mixto; y una abstención, de Unión Valenciana.

  • 2000

  • José María Aznar Partido A pesar de tener una cómoda mayoría absoluta, Aznar consiguió el apoyo de los nacionalistas catalanes y canarios, no así la del PNV que ya estaba en plena etapa soberanista. A los 183 diputados populares se sumaron los 15 de CiU y los cuatro de CC. En contra, los 148 diputados del PSOE (125), IU (8), PNV (7), BNG (3), Partido Andalucista (1), Esquerra (1), Iniciativa (1), la Chunta (1) y Eusko Alkartasuna (1).

  • 2004

  • José L. Rodríguez Zapatero PSOE El PSOE logró un nuevo socio, Esquerra Republicana, en reciprocidad por el pacto en Cataluña. Los 164 diputados socialistas se vieron reforzados por las ocho de ERC, cinco de IU, tres de CC, dos nacionalistas gallegos y uno de la Chunta Aragonesista. Votaron en contra los 148 diputados del PP y se abstuvieron los diez de CIU; los siete PNV; uno de Eusko Alkartasuna; y otro de Nafarroa-Bai.

  • 2008

  • José L. Rodríguez Zapatero PSOE Por primera vez un candidato no es investida con mayoría absoluta en la cámara. Zapatero solo contó con el respaldo de sus 169 diputados, mientras que 158 (los 154 del PP, cuatro de Esquerra y uno de UPyD) votaron en contra y 23 se abstuvieron (los diez de CiU, los seis del PNV, dos de IU, dos de Iniciativa, dos de Bloque Nacionalista Galego, dos de CC, y uno de Na Bai).

  • 2011

  • Mariano Rajoy PP Los populares de nuevo con mayoría absoluta no se esmeraron en buscar refuerzos y Rajoy logró ser investido con los votos de los 185 parlamentarios de su partido, uno de los foralistas navarros y otro del Foro de su excompañero de Consejo de Ministros Francisco Álvarez-Cascos. Contaron con los 149 votos en contra de PSOE (110), CiU (16), IU-ICV (11), UPyD (5) y la mayoría del grupo mixto (7).

  • 2016

  • Pedro Sánchez PSOE El líder socialista se convirtió en el primer candidato de la historia de la democracia que no consigue la investidura. Tras el 'no' de Rajoy al Rey, Sánchez tomó el testigo y fracasó en sus dos intentos por ser investido presidente al reunir solo 131 apoyos (89 del PSOE, 40 de Ciudadanos, uno de Nueva Canarias y otro de Coalición Canaria). En contra los 219 votos del resto de fuerzas.

El 'no es no' de Sánchez, sostenido desde la noche del 20 de diciembre de 2015, está a unas horas de escenificarse mañana en la Cámara. Los argumentos que esgrime para justificar su rechazo se fundamentan en tres pilares: las políticas puestas en marcha por el Gobierno del PP, los casos de corrupción que han minado al partido de Rajoy y el acuerdo suscrito con Ciudadanos, calificado por el PSOE de «conservador» y «continuista». Esos serán los ejes del discurso con el que Sánchez dará un portazo al presidente en una suerte de partido de vuelta tras el fracaso de su propio intento de investidura el 2 de marzo.

Sin la abstención de los diputados del PSOE, los populares dan por perdidas sus opciones de éxito. Es la idea motriz de la estrategia de Rajoy, que lo fía todo a un cambio de postura de los socialistas. Fuentes cercanas a Sánchez denunciaban, de hecho, en las últimas semanas la presión recibida, pero el secretario general se desprendía de cualquier atisbo de sentimiento de culpa. «La responsabilidad de que Rajoy pierda la investidura -señaló una y otra vez- es en exclusiva de Rajoy».

Lo que ocurra, sin embargo, a partir del 2 de septiembre, día en la que el presidente salvo sorpresa mayúscula fracasará en la segunda votación en el hemiciclo, está por escribir. Pese a la contundencia de Sánchez frente a al candidato del PP, el líder del PSOE dejó en su intervención de ayer rendijas por las que poder deslizarse un cambio llegado el momento. En primer lugar, concedió a Rajoy el privilegio de seguir intentando su reelección si esta semana sus planes se frustran. Y por otro lado, admitió la posibilidad de abrir un debate en su partido en caso de producirse «hechos nuevos» que puedan alterar su posición inicial.

De esta manera, el secretario general de los socialistas no descarta la convocatoria de un Comité Federal pasado el primer debate de investidura. Ese sería el marco en el que el PSOE podría plantearse cualquier opción, desde negociar una abstención con el PP hasta lo que muchos dirigentes rechazan, la búsqueda de un pacto en la izquierda para gobernar. Pero Sánchez no anticipa acontecimientos. En una calculada ambigüedad, no desechó nada, pero tampoco se postuló como alternativa. «Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente», respondió tras garantizar, enigmático, que «el PSOE estará siempre en la solución» y que los procesos de investidura «son vivos».

El poder de Sánchez

El presidente del Gobierno no contempla, desde luego, ningún proyecto distinto al suyo. Aunque sea numéricamente posible, Rajoy no lo ve «razonable». De ahí que su intención pase por «seguir intentándolo con el PSOE» hasta lograr su complicidad. «Desbloquear no es apoyar», recordó a los socialistas señalando la vía de la abstención. Y en el mismo tono conciliador que mantendrá hasta el fragor de la batalla en el Congreso, otorgó a Sánchez el papel de interlocutor. En ningún caso recurrirá, dejó claro, a los barones socialistas que discrepan de la dirección. «No tiene ningún sentido que yo ande malmetiendo».

En las manos de su adversario deja, por tanto, su futuro político a corto plazo y en el PP tratan de trasladar que están dispuestos «a lo que sea» por lograr un viraje de Sánchez. «Tiene un inmenso poder, un poder omnímodo de imponer las condiciones que él crea importantes», subrayó ayer mismo la expresidenta madrileña, Esperanza Aguirre.

En la Moncloa, sin embargo, entienden que el acercamiento no será posible hasta pasadas las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre, y mientras tanto, Rajoy se esforzará por alertar sobre el coste de vivir sin Gobierno.

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