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Convergència advierte a la CUP de que si veta las cuentas habrá elecciones

La Generalitat presenta hoy sus presupuestos de 2016 entre la amenaza anticapitalista y la división entre CDC y ERC

CRISTIAN REINO

Martes, 24 de mayo 2016, 00:52

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barcelona. La Generalitat presentará hoy el proyecto de Presupuestos de 2016 en un clima de enfrentamiento entre Junts pel Sí y la CUP, lo que pone en cuestión la estabilidad del Gobierno y la propia supervivencia de la legislatura.

El objetivo del Ejecutivo catalán es aprobar las cuentas, publicitadas como las últimas de corte autonómico, en el pleno parlamentario de julio previo a las vacaciones. Pero antes tendrá que librar una dura batalla para convencer a la CUP, socio de CDC y ERC en el camino hacia la independencia. El presidente de Convergència, Artur Mas, replicó ayer al desafío que los anticapitalistas lanzaron el domingo y que trata de dejar en papel mojado el pacto de estabilidad suscrito con Junts pel Sí para la gobernabilidad de Cataluña. Mas fue claro y advirtió a la izquierda radical de que, si no respalda las cuentas de la Generalitat, la legislatura estará muerta. En ese caso, los rumores que apuntan a nuevas elecciones catalanas en otoño se convertirán en una realidad. El expresidente siempre ha utilizado el anticipo electoral como herramienta de presión negociadora. Lo hizo para forzar a ERC a que se integrara en la coalición de Junts pel Sí de cara a los comicios del 27 de septiembre de 2015 y vuelve a hacerlo con la CUP para que respete lo firmado.

Mas, que dijo que Carles Puigdemont «lo ve igual» que él, cargó con dureza contra la CUP, formación a quien tiene entre ceja y ceja después de que hace cinco meses lo mandara a la «papelera de la historia». Según el expresidente de la Generalitat, la formación asamblearia, al afirmar que el Gobierno catalán no está dando pasos inequívocos hacia la ruptura, practica una visión «apocalíptica» de la realidad. «Es falso que no se esté haciendo nada», dijo. El dirigente nacionalista, que pilota la creación de la nueva Convergència, avisó a la CUP de que puede hacer descarrilar el proceso soberanista solo por intentar «quedar bien ante determinados colectivos». «No me entraría en la cabeza que esto se derrumbara por el miedo» de los anticapitalistas, aseguró. «Si pensamos que se puede llegar a la independencia haciendo cuatro discursos y acudiendo a una manifestación, estamos equivocados», añadió. Mas exige que se cumpla el pacto, aunque la izquierda radical considera que quien se está saltando el acuerdo es el Gobierno catalán con su inacción y su negativa a desobedecer al Tribunal Constitucional.

Ante la falta de fiabilidad de la CUP, Mas avisó de que el Gobierno catalán podría contemplar la búsqueda de socios alternativos. Carles Puigdemont, de hecho, se reunió ayer con Iniciativa, socia de Podemos en En Comú Podem, y podría sondear también al PSC. Sin embargo, para que las dos formaciones de izquierda pudieran aceptar negociar sobre las cuentas el Ejecutivo autonómico debería dar un frenazo casi en seco en su hoja de ruta hacia la independencia. Y este extremo, a día de hoy, no se contempla, porque, de entrada, partiría el matrimonio formado por CDC y ERC.

Poli bueno, poli malo

La crisis entre Junts pel Sí y la CUP no solo cuestiona la estabilidad del Gobierno sino que puede poner en riesgo su propia cohesión interna. De hecho, Convergència y Esquerra volvieron a discrepar ayer en público. No fue por la conveniencia o no de subir los impuestos a los ricos sino por el papel que juega la CUP. El vicepresidente, Oriol Junqueras, lanzó flores a los anticapitalistas, a los que calificó de «socios absolutamente fiables». En su papel de 'poli bueno' incluso se mostró «totalmente de acuerdo» con la resolución de los anticapitalistas -que instó al Gobierno catalán a «ponerse las pilas»-, lo que sonó como un toque de atención a los convergentes. Junqueras se mostró convencido de que conseguirá que la CUP, a quien llamó «socio prioritario», apruebe los presupuestos y de que «no habrá elecciones anticipadas en otoño».

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