Colau apunta a que los socialistas catalanes entrarán en su ejecutivo

Tras haber conseguido aprobar los presupuestos municipales gracias al PSC y a Esquerra Republicana, con la abstención de la CUP, el próximo objetivo de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es reforzar su gobierno de minoría con la entrada de las fuerzas de izquierda.

Colau, que tiene once de los 41 regidores del consistorio, y por tanto un gobierno muy débil, dio ayer casi por hecho que el PSC entrará en el ejecutivo municipal, donde se especula que Jaume Collboni asumirá la cartera de Cultura, Deportes y una parte de la de Economía. La entrada del PSC, que Colau querría hacer extensiva a ERC y la CUP, supondrá un giro de 180 grados en el mandato de la izquierda alternativa, que, al año de su llegada al poder, abandona maximalismos y apuesta por una gestión más realista. Lo que ya se antoja más complicado es que socialistas y republicanos coincidan en el gobierno municipal, porque desde Esquerra ya han dicho que si entra el PSC ellos no estarán.

La previsible alianza de Barcelona En Comú y el PSC, que ya se da a su manera en el ayuntamiento de Madrid con Manuela Carmena, no hace sino mejorar las relaciones entre Podemos (que forma parte de la confluencia que lidera Colau) y los socialistas de cara a futuros pactos. Colau y Pedro Sánchez, de hecho, se reunieron en secreto hace 15 días en Barcelona. Y durante las negociaciones para la fallida investidura del líder socialista, la edil barcelonesa hizo un llamamiento a «las fuerzas de izquierdas progresistas» a ser más «generosas y dialogantes».

El previsible pacto de Colau con el PSC supone toda una rectificación de la alcaldesa, que durante la campaña tildó a los socialistas de «corruptos» y de ser responsables del «genocidio financiero». Con CiU fue igual de dura y calificó a los convergentes de «mafia criminal». Sin embargo, recientemente, ha fichado para su equipo a Pere Macias, hasta hace bien poco diputado convergente en el Congreso.