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Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se saludan en presencia de Errejón y Bescansa. :: p. campos / efe
Más diálogo de sordos

Más diálogo de sordos

Patxi López afirma que las instituciones han funcionado a pesar del fracaso político

RAMÓN GORRIARÁN

Viernes, 29 de abril 2016, 01:34

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madrid. Mariano Rajoy aprovechó ayer el último pleno del Congreso de la XI Legislatura para clamar por una vuelta «a la cordura» tras las elecciones de junio. Pero sus palabras se las puede llevar el viento porque Pedro Sánchez y Albert Rivera anticiparon ayer mismo que volverán a vetarle para ser presidente del Gobierno. El bloqueo, por tanto, se perfila de nuevo en el horizonte.

Para el presidente en funciones estos tres meses de negociaciones han sido una locura por «el espectáculo poco edificante» que han dado todos los partidos menos el suyo. Es necesario, por tanto, «que vuelva la cordura» después de las elecciones para que, «con más calma y tranquilidad», pueda formarse un gobierno «serio y estable». Un buen signo, a su juicio, es el paso de Sánchez de reconocer el error de llamarle indecente en el debate entre ambos de la pasada campaña electoral.

Pero sus deseos pueden volverse una pesadilla porque los líderes del PSOE y Ciudadanos, con los que Mariano Rajoy aspira a formar gobierno, anticiparon casi al mismo tiempo que volverán a vetar su candidatura a presidente del Gobierno si el PP es el partido más votado el 26 de junio. Pedro Sánchez fue categórico: «El PSOE no va a pactar con el PP» después de las elecciones y justificó su terquedad con el argumento de que los socialistas y los populares «representan dos proyectos antagónicos».

Albert Rivera no se diferenció mucho y también garantizó que su partido no va a respaldar la investidura de Rajoy aunque sea el candidato más votado. «Ni a Rajoy ni a su equipo ni a su gobierno», subrayó el presidente de Ciudadanos. Solo podría cambiar de opinión, prosiguió, si se produce una «regeneración» en el PP que conlleve la retirada de su candidato.

Si los tres protagonistas mantienen sus posiciones dentro de dos meses el bloqueo político estará de nuevo asegurado. El escenario será el mismo que ha conducido a la convocatoria de nuevos comicios porque nadie logrará la mayoría absoluta y los pactos serán imprescindibles para gobernar.

A pocos metros de los pasillos del Congreso donde hablaron Rajoy, Sánchez y Rivera, el presidente de la Cámara hizo un diagnóstico opuesto y se mostró «convencido» de que después del 26 de junio se alcanzará un acuerdo para gobernar. Patxi López mostró su convicción en una breve declaración institucional que cerró el último pleno de la legislatura, en la que reconoció «el fracaso» de las fuerzas políticas para entenderse.

Disculpas del presidente

Contrapuso ese fiasco de los partidos con «la fortaleza» de las instituciones, que han sabido mantener la estabilidad a pesar del desacuerdo político. «Eso -subrayó- honra nuestra democracia». López también quiso reivindicar el papel jugado por el Congreso, que ha sido «el centro del debate público», aunque no quedará ni rastro de su labor legislativa.

Echó mano asimismo de un proverbio en euskera y castellano, «perdónenme las palabras equivocadas y recojan solo las acertadas», para disculparse si alguien se ha sentido en algún momento perjudicado o molesto con su labor al frente del Congreso durante los tres meses y medio de su mandato, el presidente mas efímero de la historia. Y se despidió en castellano, euskera, catalán y gallego.

Tras la despedida se instaló en el hemiciclo un ambiente de fin de curso a pesar de la aspereza de los debates previos. López se hizo una foto con los miembros de la Mesa de la Cámara, aunque su vicepresidenta primera, la popular Celia Villalobos, se acababa de quejar de que el socialista vasco «no pasaría a la historia por ser buen presidente». Luego se dirigió al grupo socialista, que le recibió con una ovación, besos y abrazos, incluido el de Pedro Sánchez. También hubo foto con los diputados del PSOE.

Unos escaños más allá los diputados de Podemos se pusieron en pie para corear el infaltable «sí se puede». El líder socialista olvidó agravios pasados y se dirigió a Pablo Iglesias para estrechar su mano.

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