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El brasileño Fred celebra un gol ante su afición.
Tan clásicas como inéditas
REPORTAJE

Tan clásicas como inéditas

Las semifinales ponen en juego la supremacía de Sudamérica frente a Europa, incapaz de ganar en los seis Mundiales celebrados hasta ahora al otro lado del Atlántico

Ignacio Tylko

Lunes, 7 de julio 2014, 00:30

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Semifinales inéditas pero de alto voltaje las que se avecinan en el Mundial de Brasil 2014, según diversos analistas el mejor de la historia, y que ponen en juego la supremacía de Sudamérica frente a Europa, incapaz de ganar hasta ahora en los seis Mundiales celebrados antes al otro lado del Atlántico.

Sobreviven cuatro grandes potencias que acumulan nada menos que diez títulos universales -cinco de Brasil, tres de Alemania y dos de Argentina- pero que curiosamente jamás se han encontrado a estas alturas de un gran campeonato.

Un programa estelar, con cuatro países cargados de historia y una calidad y potencial incuestionables, aunque la baja de Neymar, que sufrió la fractura de una vértebra lumbar en los cuartos de final ante Colombia, ha provocado un terremoto para el torneo y para una 'torcida' que ha visto complicarse su deseo irrefrenable de lograr el título en casa, el domingo 13 de julio.

«Mis compañeros harán todo lo posible para que yo pueda cumplir mi sueño, que es ser campeón. Mi ambición también era jugar una final de la Copa del Mundo, pero esta vez no me han dejado. Vamos a vencer, vamos a ser campeones y los brasileños vamos a estar festejando todos juntos», dice Neymar, convertido desde ahora en un hincha más de la 'Seleçao'.

Pelé y Maradona coinciden

Dos enemigos irreconciliables como Pelé y Diego Maradona, considerados los mejores futbolistas de la historia, esta vez coincidieron en lamentar la baja del talentoso jugador de 22 años, que recibió muchas muestras de solidaridad mientras la FIFA analizaba el rodillazo del colombiano Camilo Zúñiga que dejó impune el colegiado madrileño Velasco Carballo.

Neymar, autor de cuatro tantos en cinco partidos, era el líder natural de una selección que, en contraposición a su larga historia repleta de genios, no derrocha precisamente talento y basa su potencial en una sólida estructura defensiva construida por Luiz Felipe Scolari. Los soldados brasileños tendrán que emplearse a fondo el martes en Belo Horizonte para evitar un 'Mineirazo'. Vuelve la 'Canarinha' a la ciudad donde estuvo a punto de quedar eliminada en octavos ante Chile, frenada sólo por el portero Julio César en los penaltis.

Enfrente estará una Alemania que ha llegado por cuarta vez consecutiva a semifinales y que sufrió en octavos ante Argelia (2-1 en la prórroga), pero que luego hizo un partido más sólido ante Francia (1-0). «¿Qué hay más bonito que enfrentarse al anfitrión en el país del fútbol en semifinales de una Copa del Mundo? Será un gran partido», vaticinó, sin miedo, su seleccionador, Joachim Löw.

Historia y galones

Argentina y Holanda protagonizarán el miércoles en Sao Paulo otro magnífico duelo de galones e historia. La albiceleste ha ido ganando todos sus compromisos, con más problemas de los esperados y un juego irregular, pero cumpliendo su objetivo. El último, ante la peligrosa Bélgica en cuartos (1-0).

Messi, con cuatro tantos, ha sido hasta ahora el jugador determinante del equipo de Alejandro Sabella, que ha conseguido clasificarse para una semifinal mundialista tras 24 años sin lograrlo. «Es una gran alegría por este gran grupo, por la gente, por mi familia y por todo», declaró Sabella. El principal contratiempo para su equipo es la probable baja de una de sus figuras, Ángel Di María, lesionado ante los belgas. También es muy dudosa la recuperación del Kun Agüero.

El rival argentino en la pugna por un billete para la final de Maracaná será una Holanda que brilló en la fase de grupos, especialmente con victorias sobre España (5-1) y Chile (2-0), pero que remontó con agonía ante México (2-1) en los octavos de final y necesitó la tanda de penaltis para superar a la revelación Costa Rica en los cuartos. Ocasión pintiparada de borrar la decepción de hace cuatro años, cuando la 'Oranje' perdió la final del Mundial de Sudáfrica ante España, por ese gol de Iniesta al final de la prórroga.

Las semifinales tendrán un aroma a revancha europea, ya que Brasil fue el verdugo de Alemania en la final del Mundial de Japón y Corea en 2002 y Argentina se impuso a Holanda en el último partido de la Copa del Mundo que ganó en casa en 1978. El fútbol le debe una a los Países Bajos después de tres finales perdidas.

Las cábalas de los técnicos

En estas dos jornadas de descanso, este domingo y el lunes, los técnicos estarán analizando de forma minuciosa las estrategias, sin dejar nada al azar porque los detalles son determinantes, y más llegados a estas instancias.

La gran preocupación de Scolari será encontrar el sustituto de de Neymar. El cambio más natural sería apostar por la entrada de Willian o Bernard para mantener el esquema 4-2-3-1 empleado hasta ahora. También podría entrar Ramires y Oscar tratar de hacer de Neymar.

«Tienen básicamente las características de Neymar, que es un tipo que se va adelante, obediente en la parte táctica», estimó el defensa Thiago Silva, baja muy sensible por acumulación de amonestaciones salvo que le quiten una amarilla y sustituido por Dante o Henrique. Y, fundamental, tratar de evitar que el 'síndrome Neymar' haga mella en el ánimo de sus jugadores.

Löw precisa que vuelva a ser temible su artillero Thomas Müller, autor de cuatro tantos, pero anotados en la fase de grupos. También deberá escudriñar las alternativas al juego aéreo, el arma más poderosa de la 'Mannschaft', porque la defensa brasileña ofrece garantías. Aunque los alemanes destacan por su sangre fría, el técnico germano deberá sustraer a su equipo de la presión del público local, que convertirá al Mineirao de Belo Horizonte en una caldera.

Sabella debe estar analizando cómo compensar la fluidez de juego y velocidad de Di María, al que casi da por perdido, para asociarse con Messi. Y consolidar una defensa que ha mejorado mucho ante Bélgica pero que tendrá que frenar al rapidísimo Robben, probablemente el mejor jugador del Mundial hasta ahora, y al oportunista Van Persie.

Van Gaal se obsesiona en cómo anular a Messi, capaz de aprovechar el mínimo descuido defensivo, sin olvidarse de neutralizar a Gonzalo Higuaín, que ante Bélgica puso fin a una sequía de once meses sin marcar con su país y está crecido. Todos velan armas para las grandes batallas.

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