Borrar
La 'fiebre amarilla' contagia a chaquetas y coches

La 'fiebre amarilla' contagia a chaquetas y coches

Los caprichos del destino y el acervo colectivo hacen que algún producto pegue 'un pelotazo' convirtiéndose en tendencia

david gonzález

Miércoles, 18 de mayo 2016, 00:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La vida no es de color de rosa, pero nadie dijo nada del amarillo. Es complicado obtener la fórmula del éxito y vislumbrar en qué momento una moda pasa a convertirse en fenómeno social. Lo cierto es que, cada cierto tiempo, los caprichos del destino y el acervo colectivo hacen que algún producto pegue 'un pelotazo' convirtiéndose en tendencia.

Lo estamos viviendo en estos días con el 'boom' de la chaqueta amarilla del Zara y su tremendo triunfo sin paliativos que la ha convertido en uniforme. Una anodina prenda de vestir, aparentemente normal, pero que ha vaciado las existencias en los almacenes de casi toda España .

"¡Que me aspen!"- diréis muchos de vosotros- "¿pero qué tiene esa cazadora que todo el mundo la quiere colgada en su armario?", nos cuestionamos anodadados el género masculino. Pues una mezcolanza de factores combinados entre sí que han hecho dar con la tecla adecuada. Los planetas estilísticos se han alineado para conquistar al target femenino.

Dicen los entendid@s que los ingredientes de su viralidad se ha basado en varios aspectos: un color llamativo, un corte favorecedor, su precio al alcance de la mayoría de los bolsillos y la globalización de las redes sociales se ha encargado del resto.

Por si esto fuera poco, la chupa de polipiel cuenta con sus propios perfiles en Twitter e Instagram (@yellowjacketofficial , @chaquetamarillazara) y una fan page en Facebook ('Víctimas de la chaqueta amarilla de Zara')...las cabezas se van y ya no vuelven.

Una de las claves de tamaña popularidad radica en la viveza de su color; sin embargo, el amarillo ha sido históricamente un tono vilipendiado por las artes escénicas porque se pensaba que traía mal fario. Todos los actores huyen del amarillo como de la peste sin una razón racional.

El origen de su nefasta leyenda se remonta al siglo XVII, cuando el intérprete francés Jean-Baptiste Poquelin (conocido como Moliére) falleció pocas horas después de actuar en la comedia "El enfermo imaginario". En la representación Moliére vestía completamente de amarillo. La superstición se encargó de relegarlo de cualquier escenario.

Como supondréis las distintas connotaciones que acarrea este color son culturales. Mientras en unos países como China tiene valores positivos y encarna la luz del sol, en otros como el mundo islámico es símbolo de sabiduría.

En España se asocia a la mala suerte aunque también lo tenemos muy vinculado a Correos, a señales de peligro o advertencias en tráfico.

No debemos dejar en el tintero a la prensa amarillista; un término que designa a aquellos medios de comunicación de carácter sensacionalista.

En el panorama automovilístico cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. El amarillo ha estado presente desde tiempos inmemoriables barnizando la carrocería de millones de coches. Si bien es cierto que ha sido odiado y amado a partes iguales y es que no deja a nadie indiferente. Amarillo es sinónimo de energía, atrevimiento, originalidad, descaro...pero también de estridencia y excentricidad.

Todos los fabricantes cuentan en su paleta de colores con el amarillo y éste se expande por la mayoría de segmentos: utilitarios, compactos, SUVs, todoterrenos. Sin embargo, es utilizado mayoritarimente en automóviles juveniles, deportivos o desenfadados, más proclives a llamar mucho la atención. Mientras que en berlinas o automóviles de representación su presencia se limita drásticamente.

Tampoco debemos obviar que el amarillo se ha asociado endémicamente a un sector muy específico de la población. Se trata de los coches tuneados de los conocidos como 'canis' o 'poligoneros'.

Su vistosa pigmentación hizo de esta pintura chillona un estandarte para los jóvenes que anhelaban diferenciarse de la mayoría y personalizar su coche hasta convertirlo en piezas únicas.

Ahora bien, sería un tremendo error extrapolar la pigmentación amarilla a máquinas fruto de preparaciones baratas de barrio con alerones por doquier. Son abundantes las firmas prestigiosas que han adoptado este cálido pigmento como 'pintura de guerra' en sus coches.

Lamborghini; harto de las continuas averías de su Ferrari, el constructor de tractores Ferruccio Lamborghini decidió crear su propia empresa automovilística. Todas las creaciones de la marca de Sant'Agata Bolognese se presentan enfundadas en un precioso 'traje amarillo'. Lamborghini hizo suyo este tono para diferenciarse de Ferrari, su principal rival.

Las siglas SV (Super Veloce en italiano) distinguen a aquellas versiones temperamentales que prescinden de todo elemento superfluo para aligerar peso y ya imagináis cómo van pintadas.

Ferrari; pese a que el color estrella de sus vehículos es el rojo (rosso corsa), la segunda opción cromática más empleada por los de Maranello es el "giallo modena". Desde los inolvidables Dino de los 70 hasta el recién alumbrado F12 tdf, Ferrari nunca ha renegado del color predominante en su escudo.

McLaren; el fabricante inglés con sede en Woking emplea el naranja como tonalidad de sus rabiosos hiperdeportivos, pero recurre con frecuencia al amarillo. Una acertada opción que deja al descubierto la infinidad de rejillas, tomas de aire, difusores y spoilers que aderezan estas auténticas obras de arte de la ingeniería.

Renault; a imagen y semejanza de su logo, la firma del rombo es una ferviente defensora del amarillo hasta el punto que se ha convertido en señera de sus versiones más atléticas.

Los modelos RS, la división Renault Sport y su monoplaza de Fórmula 1 reciben un baño de color ocre para reafirmar su ADN. Queda ilustrado que el amarillo 'pinta mucho' en el mundo de la automoción.

Y esta fiebre gualda ha seguido propagándose en tantos otros automóviles de culto, tales como: Aston Martin , Chevrolet Corvette, Lancia Delta Integrale, Chevrolet Camaro, Lotus Evora, Porsche 911, Fiat 500, Citroën 2CV, Alfa Romeo no han podido resistirse a darle un toque canario a sus provocativas estampas.

Curiosamente, el revolucionario Citroën Méhari puede identificarse cronológicamente a partir del color que luciera su carrocería de plástico: de 1968-75 (rojo), de 1976-87 (verde), de 1980-87 (amarillo).

El amarillo invita a desmarcarse de la masa, a diferenciarse de los demás y transmitir rebeldía. Se muestra como un reflejo más de nuestra personalidad, ya que el automóvil es otro elemento que nos define. Al igual que cualquier complemento o vestimenta que elegimos es una carta de presentación a los demás de cómo somos.

Para gustos están los colores reza el dicho y no solo el "Yellow Submarine", de los "Beatles", o el "Tractor amarillo", de "Zapato Veloz", se atreven con la gama cromática del limón. Los más refutados deportivos se visten de amarillo para resaltar sus esculturales carrocerías y ceñir sus exuberantes formas.

No seamos 'chaqueteros' y nos hagamos fans del amarillo ahora que Inditex no da abasto reponiendo chaquetas.

Si García Lorca recitaba 'Verde que te quiero verde' nosotros seguiremos deleitándonos con ese "dorado objeto del deseo" con el fin de darle una pincelada ácida a la vida.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios