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Folleto informativo sobre Narcóticos Anónimos. :: josele-lanza
El deseo de salir de una adicción

El deseo de salir de una adicción

Hombres y mujeres que se declaran adictos a las drogas, cuentan su experiencia con el programa 'Doce Pasos y Doce Tradiciones' para dejar de consumir

DANIEL DOLS

MARBELLA.

Lunes, 16 de julio 2018, 00:14

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Se suele decir que cuando se reúnen dos personas adictas a las drogas que tienen el deseo de dejar de consumir, ahí ya hay una reunión de Narcóticos Anónimos (NA): una asociación sin ánimo de lucro compuesta por hombres y mujeres adictos que reconocen tener un problema con las drogas. ¿Qué drogas consumen? No importa. ¿Cuánto han consumido? Da igual. ¿Por qué lo han hecho hasta ahora? Tampoco es lo que interesa. ¿Y qué importa entonces en NA? El deseo de dejar las drogas y cómo hacerlo.

Narcóticos Anónimos nace a principios de los años 50 en Los Ángeles, California. Casi 70 años después, cuenta con alrededor de 20.000 grupos a lo largo de todo el mundo: cuatro de ellos en Marbella, y otros dos en San Pedro. Los grupos se reúnen varias veces a la semana, aunque la asistencia es voluntaria y los miembros que quieran, comparten sus éxitos o problemas para superar su adicción y vivir una vida productiva sin drogas. Juan es miembro habitual en las reuniones de Marbella y lleva 13 años sin consumir drogas. Explica que en esas reuniones «no importa quién seas ni de dónde vengas. No importa si tienes mucho dinero o poco, si tienes trabajo o no, o si consumes cocaína, pastillas o lo que sea. La adicción y el deseo de dejar de consumir es lo que hay en común y, para eso, no hay clases». De ahí se desprende que la segunda palabra del nombre de la asociación sea anónimo, porque se anteponen los principios a las personalidades.

Las reuniones de cada grupo siguen un esquema de funcionamiento común: el programa de los 'Doce Pasos y Doce Tradiciones'. A grandes rasgos, el programa parte del momento en el que el adicto se reconoce a sí mismo que tiene un problema con las drogas y decide pedir ayuda; le sigue un autoexamen para ver qué se debe de cambiar para mejorar; abrirse confidencialmente a otra persona; enmendar el daño causado en la medida de los posible; y ayudar a otros drogadictos que lo deseen con su recuperación. Además, se cree en un 'Poder Superior' que puede ayudar a la recuperación y a dejar el consumo. «Cuando yo dejaba de consumir sentía un vacío que se me hace muy difícil de explicar, pero era como si me quitaran a mí hija. A mí el programa me ayudó a conseguir que ese vacío desapareciera», dice Lucas, quien lleva años asistiendo a las reuniones de NA en Marbella y San Pedro. Se declara ateo pero explica que ese 'Poder Superior', que para cada persona es diferente, a él le ayuda «a luchar y mejorar».

«Cuando dejaba de consumir sentía un vacío muy difícil de explicar»

Para Clara la adicción es una enfermedad mental. Actualmente lleva diez años sin consumir. Cuando echa la vista atrás, se da cuenta de que consumía porque era incapaz de vivir de otro modo: «Una vez que empezamos a vivir sin drogas, necesitamos aprender a vivir, en el sentido de realizar un trabajo de autoconocimiento y poder desarrollar hábitos nuevos». Insiste en que todo lo que dice no es más que su opinión personal y que, a pesar de todo, no representa a NA porque cada persona vive su adicción de un modo distinto: «Lo que a mí me ha valido y lo que yo he vivido puede no tener nada que ver con lo que ha pasado otra persona».

No hay un perfil fijo

Los motivos que han llevado a una persona a consumir pueden ser totalmente distintos. Las drogas que han consumido también. Solamente basta echar un vistazo al número de personajes públicos que han tenido problemas con el consumo para ver que la adicción no entiende de un perfil tipo: Bob Dylan, Stephen King, Fito Cabrales, Maradona, Charlie Sheen, Jean-Paul Sartre, Whitney Houston, Amy Winehouse, y un largo etcétera que podría ocupar páginas y páginas. «Es que esta enfermedad no entiende de condición social, género, nacionalidad o el éxito que tengas «, cuenta Lucas.

En cuanto a Marbella, coinciden en que con la llegada del verano y el turismo, llegan personas de otras ciudades que también son adictas y durante sus vacaciones no quieren dejar de asistir a las reuniones: «Tengo una amiga de Vigo que también es adicta. Ella baja a veranear a Marbella y durante ese tiempo asiste a las reuniones de aquí», cuenta Clara. Para Juan, la frecuencia de asistencia a las reuniones es algo comparable al entrenamiento del deportista o al ensayo del músico: «Lo que importa es la constancia, aunque cada persona acaba encontrando cuáles son sus tiempos».

Miguel también asiste a reuniones de NA en Marbella y San Pedro. Cuenta que, en su caso, tuvo que ir a mil reuniones para poder empalmar 30 días seguidos sin consumir. «El día que me daban la paga no me podía resistir y ¡pam! Pero desde el principio supe que yo lo que quería era engancharme a las sonrisas que veía en la gente de NA que estaba limpia. Hubo un momento en que estaba harto de estar harto». A pesar de conseguirlo, Miguel ha sufrido recaídas después de pasar varios periodos limpio. Concretamente, una de las veces que volvió a recaer lo hizo tras estar casi cuatro años sin consumir. «Las relaciones, el dinero y la inteligencia son los tres grandes aliados de las recaídas», cuenta Miguel. A pesar de esa vuelta a empezar, las recaídas son algo relativamente normal entre los asistentes a las reuniones de NA. Lucas aplaude que, aún así, se tenga el coraje de volver a una reunión. «El problema de la adicción es el olvido, porque cuando empiezas a estar bien se te olvida lo mal que has estado. Es una lucha diaria».

La lucha para Juan merece la pena, porque para él, el drogadicto solamente tiene cuatro destinos: la locura, el hospital, la cárcel o el cementerio. «Pero es muy difícil aprender a vivir sin consumir. Es dar un salto al vacío y sentir que no tienes nada», dice Clara. Por ello, en algún momento de cada reunión, el grupo reza la llamada 'Oración de la Serenidad': «Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia». Porque a fin de cuentas, todos tenemos una herida, una búsqueda y una flor. Y en los grupos de NA salta a la vista.

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