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Martes, 12 de diciembre 2017, 00:39
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La muerte de Antonio Jesús García Ocón, jefe de bomberos de Estepona, en un accidente de paramotor en el pantano de Bornos (Cádiz), ha conmocionado a sus compañeros y amigos que ayer acompañaron a la familia en su despedida en la parroquia Virgen del Rocío de San Pedro Alcántara, de donde era natural.
Su vocación de servidor público ha estado presente en cada uno de los escalones que fue subiendo en su trayectoria profesional. Durante una década trabajó como auxiliar de enfermería en el Hospital Costa del Sol. Después alcanzó su meta: ser bombero. Primero como conductor en el parque de bomberos de Ronda;después, coordinador de retenes en Benahavís y Manilva;de ahí a jefe del parque de Manilva y, tras la incorporación de Estepona al Consorcio Provincial de Bomberos, como jefe del parque y de la zona 5. No era para él suficiente con este trabajo entregado, que también fue cooperante en la isla griega de Lesbos con la ONG Proem-Aid, que ayudó a miles de refugiados sirios en las costas griegas.
Manuel Lavigne, bombero de Marbella, fue instructor de Antonio cuando opositaba a bombero y compañero en dicha ONG. «Estaba muy implicado en el trabajo y tenía grandes habilidades sociales», señala.
Uno de sus últimos descubrimientos fue el vuelo en paramotor. Hace tan sólo unas semanas recibió el vehículo con el que fatídicamente perdió la vida el pasado sábado en Bornos, en una escuela de parapente situada, justamente junto a este pantano, al considerarse una zona segura. «Estaba muy ilusionado porque había encontrado el deporte de su vida», explica Javier Luque, amigo y compañero del parque de bomberos de Estepona.
Luque, que es miembro del Sindicato Andaluz de Bomberos, recuerda que cuando hace un año y medio Antonio asumió la jefatura del parque de Estepona, se encontró una situación difícil que el sindicato ha denunciado en varias ocasiones por la falta de recursos humanos y materiales. «Pero supo motivar a todos los compañeros, porque él venía de abajo y sabía lo duro que es ser bombero. No era un jefe al uso. Cuando había alguna salida, no se quedaba en el despacho coordinando;cogía el camión y se venía donde hiciera falta», comenta emocionado.
La misma admiración despertó en sus colegas de Manilva. José García, compañero del parque de bomberos de esta localidad, coincide en que «aunque era jefe, estaba completamente integrado en la plantilla. Era un ejemplo para todos y su mayor preocupación era su entrega a los demás», señala.
García lamenta que a pesar de su formación como buceador experto haya fallecido ahogado. Al parecer el motor de su paramotor falló en la salida y cayó al lago boca bajo por lo que le fue imposible soltarse del asiento y cuando los responsables del centro de vuelo alcanzaron en lancha la zona del accidente ya había fallecido.
El consejero delegado de Acosol, Manuel Cardeña, recordaba un momento decisivo en la vida de García Ocón, o mejor dicho, de otro sampedreño. Un 28 de diciembre, en una carrera benéfica en San Pedro, un corredor sufrió una parada cardio-respiratoria. «Los servicios de Cruz Roja intentaron reanimarlo, pero no podían», relata Cardeña que añade que avisó a Antonio, que había terminado la carrera, y le practicó una reanimación cardiopulmonar «y lo devolvió a la vida». Por ello recibió un reconocimiento público de la Diputación Provincial. El presidente de Diputación y los alcaldes de Estepona, Manilva y Casares han trasmitido su pésame a la familia.
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