Borrar
Francisco Echamendi recibiendo una camiseta.
Echamendi: el cura futbolero y comprometido con la sociedad

Echamendi: el cura futbolero y comprometido con la sociedad

Marbella despide a un referente moral para muchos vecinos, contestatario frente al gilismo y sacerdote en la boda de Lolita

Mónica Pérez

Miércoles, 1 de febrero 2017, 21:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Su trayectoria de más de 30 años al frente de la Iglesia de La Encarnación de Marbella como párroco local terminó trascendiendo lo puramente religioso. Tal vez por ello no extraña que a la muerte de Francisco Echamendi, a los 87 años, las condolencias hayan llegado desde prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, como tampoco sorprendió que hace diez años cerca de 1.200 personas participaran en el homenaje organizado tras su retirada. «Cura de pueblo», como siempre se definió, comprometido con la ciudad que le convirtió en Hijo Adoptivo en el año 2006, llegó a ser considerado un referente moral para sus vecinos, especialmente en los años negros del gilismo. «Aquí han venido salvadores que han querido salvarse ellos», contaba en una entrevista concedida a SUR en 2007 tras su jubilación. Nació en Pamplona en 1929. Pero optó por mantenerse en Marbella tras su retiro. Eso sí nunca se olvidó el equipo de fútbol de su tierra, el Atlético Osasuna, del que presumía públicamente tras cada triunfo.

El «respeto» a la figura de este sacerdote ha sido la palabra más repetida por quienes durante todo el día de hoy han pasado por San Juan de Dios, donde esta mañana quedaba abierta la capilla ardiente. «Se ha ido como ha vivido, sin hacer ruido, sin crear problemas», recuerda uno de sus grandes amigos, Antonio Caracuel, miembro del Foro Cofrade al que Echamendi pertenecía. «Era una persona buena que ayudaba a la gente, que hacía el bien y que solo tenía un vicio, si es que se le puede llamar así: la lectura», recuerda el abogado, quien destaca la «preocupación» del sacerdote en su día por la Fundación Victoria a través de la cual se construyó el colegio que hoy día lleva su nombre.

Francisco Echamendi fue también pregonero de la Semana Santa de Marbella y su vinculación con las cofradías se ha mantenido hasta sus últimos días. En sus primeros años de vida sacerdotal pasó por Guaro, Tolox, Arriate, La Cimada y Parchite. En 1958 fue nombrado subdirector de la residencia sacerdotal de Málaga. Posteriormente, fue párroco del Santo Ángel en Málaga. De 1960 a 1975, estudió en Madrid en el Instituto Social León XIII, siendo luego responsable de la Escuela de Ciudadanía Cristiana en Madrid. Fue secretario del cardenal Ángel Herrera Oria. También periodista, profesión que ejerció como miembro del consejo editorial del Diario Ya, como colaborador de medios, como SUR, y a través de cada una de sus homilías, convertidas algunas de ellas, con gran habilidad, en verdaderos editoriales de prensa siempre comprometidos y con pinceladas referidas a la actualidad del momento.

Cuentan, quienes bien le conocieron desde su desembarco en Marbella, que pronto acabó con los privilegios de aquellos vecinos «con nombres ilustres», que tuvieron durante el franquismo su espacio reservado en la iglesia para seguir misa, eliminando los reclinatorios de los famosos y abriendo un tiempo nuevo para la iglesia. Una personalidad exenta de pelos en la lengua al tiempo que rebosante de humanidad. Su peculiar carácter, tosco, nunca fue un obstáculo en su contacto con la calle, al contrario. «Gracias, pero nunca he deseado una calle», fueron algunas de sus palabras en el acto de inauguración de una céntrica vía de Marbella con su nombre en 2008. A nadie sorprendieron. Fue antes, de la mano de la Comisión Gestora que gobernó Marbella tras la disolución del Consistorio marbellí, cuando la ciudad le entregaba el título de Hijo Adoptivo, en 2006, del que hizo gala hasta su muerte.

Aunque, por encima de todos, su episodio más mediático fue la boda de Lolita, hija de Lola Flores, con Guillermo Furiase. El cura, encargado de oficiar la multitudinaria ceremonia, que se terminó desarrollando en la sacristía de la Iglesia de la Encarnación, fue testigo del famoso: «si me queréis, irse» pronunciado por la Faraona aquel 25 de agosto de 1983.

El Ayuntamiento de Marbella ha decretado dos días de luto oficial, al tratarse del fallecimiento de un Hijo Adoptivo de Marbella. Su parroquia de toda la vida, la Encarnación, acogerá mañana la misa funeral, a las 10.00 horas, a la que se ha anunciado la asistencia del obispo de Málaga, Jesús Catalá. «Uno no llega a cumplir nunca todo lo que ha soñado y todo lo que ha querido. Pero estoy muy complacido por lo que he vivido y lo que he sido. Tengo que dar gracias por haber sido cura por la gracia de Dios», decía en una entrevista a este periódico. Lo que ha sido y vivido es lo que ahora la tierra adoptiva de este «navarrico» le agradece en su despedida.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios