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El IES Monterroso de Estepona permaneció cerrado ayer durante todo el día. :: L.P.
«Me he traído a mi nieta a la tienda. No me podía permitir el lujo de no abrir»

«Me he traído a mi nieta a la tienda. No me podía permitir el lujo de no abrir»

Los abuelos se convirtieron ayer en el salvavidas de los padres que ayer encontraron una jornada no lectiva de sus hijos a causa del temporal

LEANDRO PAVÓN

Martes, 6 de diciembre 2016, 00:56

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Una niña de unos diez años se paseaba ayer por los pasillos de Ultramarinos Ana, un negocio ubicado en Estepona, a unas horas en las que la pequeña debía de estar dando matemáticas en su colegio. Casi dos mil niños y adolescentes se quedaron ayer sin clase en Estepona, Manilva y Casares debido a las inundaciones que se registraron el domingo en esta zona de la provincia. La cancelación de estas clases por parte de la Junta de Andalucía en los tres municipios a la vez se ha dado pocas veces y fue una jornada una jornada no lectiva a la que se sumaron los escolares de Cártama Estación y Mijas Pueblo.

«Mi hijo tenía que trabajar hoy y yo tenía que abrir la tienda. Las lluvias más fuertes fueron ayer, y no me podía permitir el lujo de no trabajar. Así que como ni él ni su esposa podían quedarse con ella, me he traído a mi nieta a la tienda», afirmaba Ana Pérez mientras aún barría el barro que el agua había dejado en su establecimiento.

Los abuelos se convirtieron ayer en el salvavidas de los padres que no pudieron evitar ir a trabajar. «Ahora mismo voy a llevar a los dos pequeños con mi madre, porque en una hora empieza mi turno y no los puedo dejar solos», explicaba Alicia ya vestida con el traje del supermercado en el que trabaja.

El tiempo, que todavía ayer por la mañana aún daba prioridad a la tempestad antes que a la calma, tampoco invitaba a salir de la casa, por lo que la falta de clases tampoco invitaba a pisar la calle sin necesidad. «Si por lo menos hiciera sol, mi padre podría llevar al pequeño al parque, pero es que ayer estaba todo totalmente anegado. Así que los tengo en casa montando el Belén», manifestaba Carlos Almagro mientras se tomaba su pausa para el desayuno en una cafetería del centro.

Margen de tiempo

El mayor problema para los padres se dio por el poco margen de tiempo que se dio entre el anuncio de la cancelación de las clases -que se dio en la tarde del domingo- y el inicio de la jornada laboral. «Estuvimos sin luz en casa hasta casi la noche. Cuando vi en Internet que se cancelaban las clases me apresuré a llamar mi madre para que viniera por la mañana a casa a quedarse con la niña. La pobre tuvo que madrugar mucho para venir desde Mijas hasta aquí», afirmaba Patricia Medina.

En esta ocasión, los conocidos y discutidos grupos de padres de Whatsapp sirvió para poder coordinar a los progenitores que no tenían que trabajar para cuidar de los niños. En algunos casos, estos adultos estuvieron con tres o cuatro compañeros de clase de sus hijos.

«Cuando nos enteramos de que no habría clases, pusimos en marcha el grupo de Whatsapp para saber la disponibilidad de cada uno. Mi hijo está con la madre de un compañero, que además tiene a otro niño más con ella. Todos viven en el mismo recinto, por lo que era la solución más sencilla», explicaba Alfredo Mata mientras se dirigía al banco a hacer algunas gestiones laborales.

En otros casos, la previsión del puente de la Constitución hizo que algunos padres tuvieran libre estos días. «En mi caso me he podido quedar con mi hijo porque en mi trabajo me dieron a elegir si cogerme libre la primera parte del puente o la segunda». Por suerte acerté y cogí la primera», aseguraba Jennifer Martínez.

Otra circunstancia fue la de los escolares más adultos. Mario y Rodrigo manejaban sus bicicletas por el Paseo Marítimo y aprovechaban el inesperado día libre para ver los efecto de la tromba de agua. «Estamos recorriendo todas las playas y viendo como ha dejado todo las lluvias. Las playas han quedado muy afectadas», apuntaban.

Vuelta a clase

La principal duda de estos padres es cuándo se producirá la vuelta de estos alumnos a sus clases. En principio debería ser el miércoles ya que hoy es festivo, pero los técnicos de la Junta de Andalucía procedieron ayer mismo a la evaluación de los daños en los centros escolares.

En un principio, los colegios en Estepona no han sufrido muchos daños, por lo que en la mayoría de los casos podrían volver a la normalidad en el momento que la Consejería de Educación avise. Uno de los puntos que más preocupaba era el colegio Ramón García, situado junto al centro de salud que el domingo quedó totalmente anegado, pero que en cambio no presentó apenas desperfectos.

«Hemos tenido suerte. Se ha derrumbado un pequeño muro apenas sin importancia y aparecieron algunas goteras en las clases. Pero estas últimas en nada que deje de llover no molestarían. Nosotros podríamos haber dado clase hoy (por ayer). En comparación con el centro de salud el agua no nos afectó apenas», afirmaba el director Rafael Duarte.

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