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Pese a la advertencia de la señal de tráfico colocada, decenas de vehículos acceden a parcelas no autorizadas.
Marbella interviene en el entorno protegido de las Dunas de Artola ante la invasión de bañistas

Marbella interviene en el entorno protegido de las Dunas de Artola ante la invasión de bañistas

El Ayuntamiento adopta medidas de seguridad y control de tráfico por la entrada de vehículos a zonas no autorizadas

Mónica Pérez

Domingo, 28 de agosto 2016, 00:26

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Viernes. 11.20 horas. Parcela de aparcamiento autorizado en el principal acceso a las playas de las Dunas de Artola, junto al Puerto de Cabopino. Un 4x4 de una patrulla de la Guardia Civil recorre la zona. Hacen lo propio dos agentes de la Policía Local a caballo, que durante toda la mañana inspeccionan el entorno dunar que queda fuera del perímetro de protección delimitado por el vallado y la pasarela de madera que el Ministerio de Medio Ambiente colocó a finales del año pasado. Una ansiada actuación en la que se invirtieron cerca de dos millones de euros para poner en valor precisamente casi 30 hectáreas de Monumento Natural en el mayor enclave dunar de la provincia.

Aquella intervención perseguía, entre otras cosas, frenar la invasión de vehículos y visitantes, que durante años han podido estacionar y deambular a sus anchas provocando daños en la vegetación autóctona y en las propias dunas, frenando su movimiento natural. Este año, los turistas y vecinos se han encontrado con las nuevas condiciones, aunque muchos de ellos parecen no darse por aludidos ni por las advertencias de los aparcacoches ni por las señales colocadas en la zona. Todo vale cuando se trata de encontrar un hueco donde dejar el coche. Eso sí, lo más cerca posible de la playa.

El Ayuntamiento ha tenido que tomar cartas en el asunto. No sólo para intentar poner freno a la invasión de los vehículos sino también a los daños que vienen sufriendo las pasarelas y el vallado perimetral que cuentan con menos de un año de vida.

«Antes se aparcaba aquí libremente, te metías donde podías. Ahora no se puede y además esta parcela es muy pequeña». Marina Holgado acaba de dejar su coche en la rampa de acceso al camino que concluye en la playa, junto a la Torre de los Ladrones. No ha reparado en la señal que prohibe aparcar y estacionar en la zona. O sí. «Aquí lo deja todo el mundo y no pasa nada», dice mientras pone rumbo a la playa cargada con bolsa, silla y sombrilla. En otro punto de la parcela, Juan Sepúlveda se baja de su vehículo espetando al aparcacoches: «¿Vosotros que sois del Ayuntamiento, del Ministerio, o de qué?». El hombre responde tratando de explicar que su función únicamente consiste en mantener un orden en la zona de aparcamiento. «La única donde se puede dejar el coche, junto a la pequeña parcela que hay ahí abajo, junto a la Torre (antes del chiringuito Andys Beach). Para allá no se puede ir. Pero a la gente les da igual que se lo digamos». Mientras pronuncia estas palabras señala a otra parcela anexa donde un par de discos advierten a los conductores de la prohibición de circular a partir de ese punto. Sólo media hora después, la zona está ya atestada de coches. «La señal está puesta pero no se respeta. Colocamos una barrera, y la quitaron. Después pusimos piedras, e igualmente las retiraron», lamenta el concejal de Playas Miguel Díaz.

Pese a que la gestión del mantenimiento de la red de senderos peatonales sigue aún en manos del Ejecutivo central, el Consistorio se ha hecho cargo de acometer, «siempre con los permisos pertinentes», las actuaciones necesarias para que el entorno se conserve en el mejor estado. De ahí que, junto al control de los accesos, también se hayan acometido los trabajos de reparaciones de las barandillas y pasarelas.

Robo de maderas

El mismo viernes pasado, técnicos y responsables del área de Playas realizaban un recorrido reponiendo la madera rota. Donde se ha podido, claro. «En algunos puntos hemos encontrado los trozos afectados, pero en otros casos se han llevado la madera. Se trata de un material especial que hay que pedir y esperar a que nos lo envíen», explicaba a pie de duna Javier de Luis, asesor del departamento municipal.

Esta misma semana la Asociación Pro Dunas alertaba de que se había acondicionado un carril, que conecta la zona del chiringuito Triana con el Arroyo de las Cabrillas, por el que, aseguran, los vehículos han empezado a acceder hasta una zona de dunas. El Ayuntamiento ha comprobado que la limpieza de dicho carril la ha realizado recientemente la empresa de aguas Hidralia, que se encuentra trabajando en la zona para la colocación de nuevos colectores, por lo que se ha anunciado que en cuanto terminen esas obras el acceso será cerrado de nuevo. «Se meten por donde pillan sin pensar en la riqueza de esta zona y en los daños que el transito de vehículos puede provocar», indican desde el colectivo.

El Ayuntamiento de Marbella frenó precisamente antes de la inauguración de las obras de protección de las Dunas de Artola y del acondicionamiento de las zonas de aparcamiento, que una de las parcelas de las dos que fueron expropiadas, la situada más hacia el oeste, no se abriera como zona de estacionamiento como se había previsto en un principio.

No existe un acceso directo a este segundo terreno, lo que hubiera obligado a los conductores a atravesar la parcela (privada) que separa ambos suelos expropiados, propiciándose lo que precisamente se pretendía evitar con la actuación: frenar el tránsito de vehículos por el entorno dunar. Para el mes de septiembre se ha previsto la colocación de elementos de freno que impidan el acceso de los coches más allá de la parcela autorizada.

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