Borrar
Durda’s se estrenó en Marbella con éxito de público en una noche en la que se cerraron medio centenar de ventas.
Uno, dos... ¡vendido!

Uno, dos... ¡vendido!

Hasta 900.000 por una pieza se llegó a pagar en una singular subasta de alta joyería celebra este fin de semana en Marbella

JOAQUINA DUEÑAS

Lunes, 22 de agosto 2016, 00:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Silencio, se puja. En una gran pantalla al fondo se suceden imágenes de fabulosas joyas mientras, un miembro de la organización las describe someramente y abre la puja. Pocos segundos para mostrar interés, en caso contrario, se pasa al siguiente lote, que hay 239 y para el final de la noche se esperan las piezas más preciadas. En la sala, el público sigue atento la subasta leyendo los detalles de cada lote en el catálogo mientras toma notas. El sábado se celebró en el hotel Puente Romano de Marbella la primera subasta de joyas de Durdas Gómez & Molina Auctioneers, un encuentro excepcional por ser el primero de estas características en el sur de España y por ser el único que se celebra en agosto en el mundo ya que durante este mes, la ciudad acoge a algunas de las familias más acaudaladas del orbe y se convierte en núcleo del lujo, que no del derroche.

Y es que, por mucho que fuera un evento centrado en la alta joyería y que se manejaran cifras de infarto, los precios de salida de las diferentes piezas eran una auténtica oportunidad de compra para los bolsillos más potentados.

La puja más alta llegó al final de la noche, con el lote 236, un excepcional collar de diamantes y diamantes fancy amarillo intenso de Graff que alcanzó los 900.000 euros, un interesante precio si se tiene en cuenta que su valor de tasación oscilaba entre los 800.000 y el millón y medio de euros. Pero antes de llegar a ese momento, sucedieron cuatro horas de subasta, con una hora de descanso y con cóctel incluido, durante las que cerraron unas 50 ventas.

La primera parte estaba destinada las piezas más accesibles. Tras los saludos en español, inglés, ruso y árabe comenzó la sucesión de lotes y la primera venta llegó con el número ocho, un anillo de oro blanco con diamantes adjudicado a un señor de edad avanzada que llamaba la atención por su informal indumentaria: camisa blanca y negra de aires hawaianos y gorra marrón. Muestra inequívoca de que no hay que fiarse de las apariencias, ya que después de esas, llegaron otra media docena de adjudicaciones para él. Mucho seguimiento por teléfono y por internet, desde donde se cerraron la mayoría de las pujas.

Más interés del público

La segunda parte estaba reservada a las joyas más exclusivas y se notó un considerable aumento de público. Entre lo más destacado, junto al mencionado collar de Graff, unos pendientes de esmeraldas colombianas de gran pureza que llegó a los 775.000 euros o una pulsera de diamantes de 650.000. Cinco horas en las que se movieron más de tres millones y medios de euros.

Miguel Gómez, uno de los promotores de la iniciativa recibía felicitaciones al término de la sesión y se congratulaba de lo conseguido en el estreno de Durdas que tiene vocación de continuidad. «El objetivo es que sea un acontecimiento social imprescindible y esperado cada verano», explicaba a la vez que se mostraba cauto sobre los resultados a la espera de que se conformen los pagos apalabrados durante la subasta. Un año de trabajo, una treintena de trabajadores y miles de kilómetros recorridos para la que considera «una de las formas más elegantes de vender».

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios