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Manuel Jiménez, durante la entrevista. :: josele-lanza
«La gente más rica del mundo viene a Marbella, eso hay que cuidarlo»

«La gente más rica del mundo viene a Marbella, eso hay que cuidarlo»

Una semana después de jubilarse, cuenta su experiencia después de 33 años de trabajo en el Hotel Puente Romano

HÉCTOR BARBOTTA

Jueves, 11 de agosto 2016, 00:11

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Una semana después de haberse jubilado tras 33 años en el Hotel Puente Romano, Manuel Jiménez relata las vivencias de una trayectoria que conoció el trabajo artesanal y su evolución hasta la irrupción de la tecnológica.

Entré en el año 83 como recepcionista, era la época del glamur en Marbella. La gente venía a Puente Romano no a la playa, sino a vivir el ambiente de aquella época. Tengo fotografías guardadas de aquellos años donde está don Juan de Borbón sentado con Regine en la discoteca tomando copas, Sean Connery, Björn Borg..

¿La gente venía porque quería ser parte de eso?

Exactamente. Eso los fascinaba.

¿Había turistas de las mismas nacionalidades que ahora?

Había españoles y americanos, que eran un mercado muy importante. Pero el número uno siempre ha sido Inglaterra. El mercado árabe siempre ha sido muy especial, siempre han pedido lo más caro, lo más ostentoso.

¿Cómo se trabajaba en aquella época en los hoteles?

La forma de trabajar era muy distinta. Todo se hacía a mano. La recepción, el libro de entrada y salida. Si la habitación estaba sucia se ponía un plastiquito transparente amarillo; si estaba bloqueada, un plastiquito rojo. Se llevaba todo manual y salía todo perfectamente.

¿Cómo vivió aquella evolución?

Hasta el año 83 las reservas se llevaban en la misma recepción. Los clientes llamaban por teléfono o llegaba una carta, y entonces la confirmación la recibía al mes a través de otra carta. Todo aquello se llevaba en recepción. En el año 84 se creó un departamento de reservas y me ofrecieron la oportunidad de ser el jefe. Ahí estuve durante cuatro años.

¿Y la evolución tecnológica?

Un avance muy importante fue cuando el télex, que funcionaba con una cinta amarilla, incorporó una pantalla donde se podía corregir. Eso fue un gran paso, igual que el fax, que fue otro avance importante. Aquello fue un paso de gigante, a finales de los ochenta.

¿Y la llegada de Internet?

Eso lo cambió todo. Ahora hay clientes que hacen la reserva por el móvil y se presentan a los dos minutos en la recepción.

¿El comportamiento de los clientes ha cambiado?

Ahora, con Trip Advisor se hace lo que se ha hecho toda la vida: aprovechar las quejas de los clientes para ganar clientes incondicionales. Si un cliente tiene un problema o una queja y se la resuelves, te ganas un incondicional.

La forma de comercializar también habrá cambiado.

Yo pasé en el año 88 como jefe de ventas al departamento comercial. Y ahí comencé a ir a las ferias y a visitas puerta a puerta comercializando el hotel y también a Marbella.

¿Cuál fue la época más difícil?

La primera crisis que yo viví fue en el año 86 cuando ETA comenzó a poner bombas en los destinos turísticos. Una de ellas en nuestro hotel, aunque no hubo víctimas. El hotel estaba lleno al 100 por cien y los americanos empezaron a cancelar. Después hubo varias crisis económicas. En 1988, que también hubo crisis, comenzamos a hacer promoción en el mercado español, que hasta entonces no se hacía, con visitas puerta a puerta en las agencias y en las ferias.

¿Cómo han evolucionado los trabajadores del sector?

Ahora la gente está más preparada. En aquella época la gente tenía mucho corazón y ponía muchas ganas. Era el hotel el que te iba preparando. Entonces la gente estaba menos preparada pero había más trabajo. Ahora es al revés.

¿Está la ciudad al nivel de sus hoteles?

Marbella es una marca de nivel mundial que vende como nadie. En cualquier ciudad del mundo donde vaya se la asocia al lujo y a la calidad Habría que aprovecharla mucho más. La gente más rica del mundo viene aquí. Hay gente en el hotel que está pagando por dormir una noche 600 euros, 800, mil, cinco mil, ocho mil euros por noche, o más. Es gente de la más rica del mundo que podría ir a cualquier sitio y viene a Marbella. Eso hay que cuidarlo. Nos tenemos que concienciar todos de que la ciudad tiene que estar a la altura. Parte del turismo que tenemos ahora es prestado por los problemas que hay en otros sitios. Si hacemos las cosas bien podemos ganarlos para siempre.

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