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Foto de la década de los 50, cuando la romería se prolongaba por tres días.
Una cruz con leyenda

Una cruz con leyenda

Un naufragio frente al litoral de Marbella es el origen de una de las peregrinaciones más famosas en la costa malagueña: la subida al Pico del Juanar

Nieves Castro

Domingo, 1 de mayo 2016, 00:22

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Conocidos, amigos... Familias enteras se cruzarán hoy por las veredas que unen Marbella con el Pico del Juanar, donde se erige desde hace más de dos siglos una cruz con historia, meta de la marabunta que transitará este domingo por los enclaves agrestes de Sierra Blanca. La peregrinación que desde tiempos inmemorables se realiza al Juanar a primeros de mayo es una de las tradiciones con mayor arraigo de la Costa del Sol occidental. ¿Pero cuándo arranca la costumbre?, ¿qué la desencadena?, ¿y cómo se ha perpetuado en el tiempo hasta nuestros días?

Los que ya peinan canas relatan casi de carrerilla la leyenda del 'Juaná' (voz antigua a la que hoy se le ha añadido la 'r' y se le ha quitado el acento). Cuenta la tradición popular que a mediados del siglo XVIII un barco navegaba frente a las costas de Marbella en medio de un gran temporal. Aterrados, los marineros divisaron el Pico del Juanar. Una verdadera casualidad si como afirma la tradición oral todo el cinturón de Sierra Blanca estaba cubierto de nubes. En aquellos difíciles momentos, los tripulantes encomendaron sus almas al cielo y prometieron clavar una cruz en lo más alto de aquel cerro al que peregrinarían anualmente para dar gracias ante ella si conseguían salvar el pellejo. El barco no sólo llegó a la costa, sino que lo hizo con toda su tripulación indemne. Desgraciadamente la tradición no revela datos sobre el nombre, envergadura o tipo de embarcación, pero lo que sí explicita es que los marineros cumplieron su promesa acompañados en masa por el pueblo de Marbella.

Dolores Navarro, presidenta de la Asociación Mujeres en las Veredas, colectivo responsable de la recuperación de muchos de los caminos de la sierra, ha dedicado casi tres décadas al estudio del paraje, ordenando la información escrita y oral que iba cayendo en sus manos. Como voz autorizada en la materia explica que originariamente aquella cruz fue de madera, al pudrirse, a principios de 1900 fue sustituida por otra de hierro que sufrió serios daños durante la Guerra Civil, en 1936. Nueve años después, aquel símbolo retornaría a su emplazamiento original a lomos de mulos, en una jornada en la que participó nuevamente el pueblo de Marbella. Como dato curioso, Navarro apunta que la cruz del Cerro del Juanar fue construida con raíles del ferrocarril San Juan Bautista, aquel tren que en el último tercio del siglo XIX transportaba el mineral de la Mina del Peñoncillo hasta un embarcadero de hierro que se adentraba en el mar.

Ajos para la planta de los pies

La romería al Juanar fruto de aquella promesa marinera ha ido cambiando a lo largo de los años, no sólo porque hoy se lleva en las mochilas para apaciguar los estómagos alimentos algo más ligeros que las magníficas cantidades de carne que subían los caminantes para asar en las barbacoas de las que hoy no queda ni rastro, sino también por la duración de la misma. «Al principio de celebrarse la romería, se salía el 1 de mayo y se permanecía en el campo tres días y tres noches. Antes de comenzar el camino las personas se untaban el calzado y las vestiduras de rodillas para bajo con ajos, para ahuyentar a los animales malignos durante el recorrido y la acampada», asegura Navarro atendiendo a la documentación recopilada. Hoy ni la romería dura tres días ni se conmemora el día de la cruz el 3 de mayo como se hacía hasta los años 50 del pasado siglo.

Hoy se sube y se baja en el día. La ruta clásica desde Marbella asciende por el hotel Don Miguel, Puerto Rico Bajo, Puente Palo y Puerto Rico Alto hasta el llano de la cruz. Hay dos caminos para subir y para bajar, uno por la cara este que da a los llanos de la cruz; sin duda, el más bonito, el más corto, pero también el que presenta mayor dificultad por lo empinadas que están las cañadas. La recomendación de Andrés Merchán, asiduo en la ascensión, para las personas que no tengan costumbre de andar por la sierra es tomar el otro sendero que bordea la montaña por la parte norte. «La ruta más larga, pero prácticamente llana», afirma.

La tercera opción es subir hasta la misma base del Cerro del Juanar en vehículo aprovechando que hoy es el único día permitido para ello y desde allí subir hasta la cima. El problema es que este peregrino motorizado se perderá mucho de la riqueza vegetal y animal de Sierra Blanca. «La jara negra, morisca o del diablo, el lentisco el acebuche o el brezo... Una gran variedad de orquídeas, narcisos, la mejorana o los matrantos forman parte de la flora», resalta Navarro, quien lamenta que el bullicio de la jornada espante a los jabalíes, zorros o jinetas que pueblan las veredas «haciendo imposible el avistamiento de los ejemplares».

Los Romeros de la Cruz

«En los últimos años la tradición de subir el 1 de mayo al Pico del Juanar desde Marbella está más extendida y el caminante que asciende por la vereda que cruza la Cañada de Puerto Rico de sur a norte hasta llegar a la base del cerro, ya no va en solitario como años atrás, un trasiego de personas desde la madrugada suben y bajan cumpliendo y manteniendo vigente la tradición», explica la presidenta de Mujeres en las Veredas, colectivo que emprenderá el camino a las 8.00 horas de hoy desde Puerto Rico Bajo con la intención de acompañar a todo aquel que quiera acudir a la cita. Recomiendan llevar calzado de montaña, agua, bocadillo y crema solar. Las dos horas y media en las que esta asociación culmina la ascensión por la ruta corta dan para sacar muchas fotografías, así que tampoco es conveniente olvidar la cámara.

Junto a Mujeres en las Veredas, que hoy también ayuda a mantener la tradición convocando a los senderistas y limpiando el monte de los desperdicios que excursionistas sin conciencia dejan, lo grandes responsables de haber rescatado una tradición que perdió fuelle en los 70 son los Romeros de la Cruz. Un grupo de marbelleros, entre los que se encuentran el propio Merchán o el cofrade Enrique Cantos, que en los 80 se preocupó por resucitar la costumbre. Merchán revive aquel histórico momento como si fuera ayer. Por aquel entonces el grupo de amigos se reunía en la desaparecida cafetería Redes, en calle Serenata, número 1. Fue entre café y café cuando surgió la idea de hacer publicidad en radio, televisión y carteles pagados de su bolsillo para volver a entusiasmar a los vecinos con la subida a la cruz.

En los propósitos de aquellos jóvenes fue decisiva la intervención del ya anciano padre Tejera. Un cura aficionado a subir con los Scout de Málaga, al que convencieron para fijar su ascensión el 1 de mayo y dar una misa, una de las actividades clásicas en el cerro y que cada año depende de la buena voluntad y del fondo físico del capellán que quiera llegar a la cruz.

Navarro cuenta que a lo largo del año no es infrecuente que el caminante habitual se encuentre con personas que suben por promesa, una idea de lo arraigada que está la fe por la cruz de aquellos marineros de mediados del siglo XVIII. La especial relación de Marbella con este pico de Sierra Blanca también queda reflejada en refranes y dichos populares. Algunos todavía recuerdan la vieja máxima: «Al tostón por los Santos... A Juanar, por los matrantos (planta aromática que poblaba antiguamente las inmediaciones de la cruz).

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