Secciones
Servicios
Destacamos
JESÚS HINOJOSA
Lunes, 30 de noviembre 2015, 00:37
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Eloy fue puntual. Su madre, María del Mar, salía de cuentas el pasado sábado y no quiso dejar pasar muchas horas del domingo para venir al mundo. Eso sí, quiso hacerlo de un modo un tanto singular para que lo recordaran las generaciones venideras de su familia. Sobre las siete y diez de la mañana de ayer empezaron las primeras contracciones. «Eran dolores normales», apunta la madre. Cinco minutos más tarde, ya no lo eran. Se desatan los nervios en una casa de la urbanización El Hornillo, en Mijas, y su esposo, José Luis, lo prepara todo para llegar lo antes posible al hospital. Aún no saben que todo acabará mucho antes.
Antes de llegar al Costa del Sol de Marbella tienen que hacer un parada forzosa. Aroa, la otra hija del matrimonio, de dos años y medio, debe quedarse con la madre de José Luis, que vive junto a la carretera entre Mijas y Fuengirola. Diez minutos de trayecto que se hacen eternos para María del Mar, que sabe que Eloy no puede esperar mucho más.
En efecto, detenido el vehículo ante la casa de su suegra, el pequeño decide que ya ha llegado el momento de venir al mundo. Isabel, la madre de José Luis, ejerce de improvisada matrona mientras él llamada a la desesperada al servicio de emergencias sanitarias. A los pocos minutos llegan los efectivos del 112, que ya solo tienen que cortar el cordón umbilical y preparar a la madre y al niño para trasladarlos al Costa del Sol, donde comprueban que se encuentran bien de salud. El mejor final para esta historia.
«Ha nacido a las ocho y cinco de la mañana. Todos estábamos muy nerviosos. Mi mujer me decía que no podía esperar más. Ella iba sentada en el asiento del copiloto, así que decidimos que se tumbara con la cabeza hacia el asiento del conductor, y allí mismo ha dado a luz. En dos empujones, el niño estaba fuera», explica José Luis.
Mantas y toallas
Isabel, matrona a la fuerza, recuerda ya más calmada desde el hospital lo que no podía imaginar que sucediera ante la puerta de su casa. «Salí corriendo en camisón e intenté tranquilizar a mi nuera, cuando creo que yo estaba más nerviosa que ella. Mi marido tuvo que echar mano de toallas y una mantita para tapar al niño nada más nacer», comenta. Una vecina que iba a trabajar a esa hora, alertada por el jaleo, también echó una mano y trajo sábanas y toallas. «Por suerte todo ha salido bien y estoy muy contenta», añade Isabel.
Eloy pesa tres kilos y seiscientos gramos y mide 53 centímetros. Ojalá la vida le depare buenos y especiales momentos. Por ahora ya tiene uno muy singular que contar: el de su llegada a este mundo sobre cuatro ruedas. Un parto a bordo con desenlace feliz para todos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La hora que separó a una madre y su hijo de morir juntos en Palencia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.