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Buceadores del proyecto antes de la inmersión.
En búsqueda de praderas submarinas

En búsqueda de praderas submarinas

Buceadores voluntarios terminan en Estepona el estudio anual de las posidonias en Andalucía

Leandro Pavón

Domingo, 8 de noviembre 2015, 01:18

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El neopreno y los tanques de oxígeno ocupaban el viernes la entrada del centro de buceo de Estepona, situado en el puerto deportivo. Allí, diez buceadores se preparaban para salir al mar, pero no de modo recreativo. Estos voluntarios participan en el Programa POSIMEDAndalucía y en el Proyecto Blue Natura, por lo que su objetivo estaba fijado de antemano: estudiar las praderas submarinas de posidonias en la playa del Saladillo.

Estas plantas solo se localizan en el Mediterráneo, y Estepona es el último municipio del litoral en el que se encuentran colonias de esta especie. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía realiza el seguimiento de 35 estaciones repartidas entre Almería, Granada y Málaga, de las cuales, dos están en los Acantilados de Maro y Cerro Gordo y otras dos en el citado municipio occidental.

«Este seguimiento se hace desde 2004 y se decidió incorporar voluntarios para implicar a la ciudadanía desde 2009», explicaba Patricio Peñalver, uno de los coordinadores de la inmersión. Una vez bajo el agua, los buceadores comienzan a recabar datos sobre estas plantas que esta vez encontraron florecidas, algo que no es muy común.

«Las posidonias no florecen todos los años como las plantas de tierra. Lo hacen siempre en otoño cuando se pueden ver mejor porque pierden más hojas», afirmaba Peñalver tras la inmersión del pasado viernes.

Otro de los coordinadores de la actividad, Davíd León, apuntaba a que la otra pata de los estudios que están realizando sobre las posidonias es el del carbono azul. «Este es el CO2 retenido por las fanerógamas marinas y los humedales costeros. Ese es un carbono que no está en la atmósfera», apuntó este buceador sobre el proyecto Life Blue Natura que entre otros apartados, busca ver los beneficios de esta situación en el cambio climático.

Una vez que los buceadores llegan en la embarcación al punto donde están las praderas estudiadas anualmente, se procede a aplicar la metodología que Peñalver y León explicaron en la parte teórica de esta jornada.

«Con unos cuadrantes medimos la densidad de los haces de hojas, su longitud y el grado de enterramiento de la pradera. También hacemos mediciones de algunas especies amenazadas que se esconden allí y vemos los posibles impactos puntuales como el paso de arrastrero», relataba Peñalver.

La preservación de estas plantas es una tarea complicada, ya que además de su acotada distribución, tarda mucho en regenerarse. Según explicaba Peñalver, las posidonias crecen hasta seis centímetros por año, por lo que alguna incidencia en estas praderas podría hacer que tardara décadas en volver a tomar su tamaño original.

Las dos praderas que se estudian en Estepona están catalogadas como Lugar de Interés Comunitario (LIC) por la Unión Europea. La estudiada el pasado viernes en la playa de El Saladillo fue nombrada con este título en diciembre de 2008, mientras que la otras colonia se encuentra en la playa de La Rada.

En el proyecto POSIMEDAndalucía han participado desde 2009 más de 300 submarinistas voluntarios en toda la comunidad autónoma y se formado una red de más de 650 personas interesadas en participar que aumenta cada año. «Los buceadores que se apunten han de tener una experiencia mínima con un número considerable de inmersiones. Eso es importante porque vamos a estar trabajando debajo del agua», detallaba Peñalver, quien añadía que cada año participan 100 personas en estas experiencias.

Entre estos participantes, los dos coordinadores destacaron la amplia amalgama de personas que suelen interesarse por la actividad. «El viernes todos fueron de Málaga porque intentamos que sean de una zona cercana a la de estudio, y ahí puedes encontrar desde profesores universitarios a amas de casa», apuntaba León.

Por su parte el trabajo en Blue Natura, comenzó este año con un presupuesto global de 2,5 millones para sus cuatro años de duración, y está financiado por el programa europeo LIFE y la empresa Cepsa. Además, participan en él Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía (AMAYA), CSICCEAB, UICNMed y la Asociación Hombre y Territorio (HyT).

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