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Sandra Troyano y Ana Martín, en su negocio.
Guapas por encima del cáncer

Guapas por encima del cáncer

Dos marbellíes que han superado la enfermedad abren un negocio con todos los productos y servicios estéticos que necesitaron mientras recibían tratamiento

Mónica Pérez

Lunes, 12 de enero 2015, 01:57

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«Ya es lo suficientemente duro convivir física y mentalmente con la enfermedad, como para además ir mostrándola a los demás porque tu imagen física se ha deteriorado debido a los tratamientos». Es la reflexión que Ana Martín se hizo hace un año cuando tuvo que verse las caras con un cáncer de mama que trastocó su vida. Hasta entonces se dedicaba a la venta de viviendas de lujo en la Costa. «Por mi trabajo yo siempre salía a la calle impecable», reconoce. En pocos meses perdió el cabello, pestañas y cejas y apenas se atrevía a mirarse al espejo. «Es importante para un enfermo verse bien, eso ayuda mucho en la recuperación». Por ello, antes incluso de pensar en volver al trabajo, se planteó cómo cubrir sus «necesidades estéticas». Fue en ese momento cuando se descubrió, asegura, «un poco indefensa» y comenzó a fraguar la idea de darle una vuelta a su carrera laboral y abrir un negocio dedicado a la estética oncológica.

«Desde que te dan la noticia sabes que en 20 días vas a perder el pelo, pero no se trata solo se ponerte una peluca. Se te caen las pestañas, las cejas, desmejoras mucho físicamente y eso también te afecta, y mucho. Primero por ti misma, y luego porque no hay por qué estar mostrando la enfermedad a todos con los que te cruzas por la calle», asegura. Comenzó a indagar en internet y empezó a descubrir la gran cantidad de productos dirigidos a la estética oncológica que a día de hoy ofrece el mercado. «Yo creo que el problema está en la falta de información. Los médicos te pueden aconsejar una determinada crema, o el sujetador para las prótesis. También en las asociaciones contra el cáncer te dan un gran apoyo, pero creo que las pacientes no estamos informadas al cien por cien de todo lo que existe a nuestra mano, ni tampoco hay un único punto al que acudir para conseguir esos productos».

Socias

A través de Facebook conoció a la que hoy es su socia en Siempre Guapa, el negocio que acaba de inaugurar en la avenida Arias de Velasco de Marbella. Sandra Troyano había pasado por la misma situación que ella un año antes y compartía las mismas inquietudes. «Cuando estás metida en el proceso de curación nadie te asesora estéticamente. Te pueden dar algunas claves, lo más básico, pero nada más», explica. Recuerda en su relato el shock que recibió al ver la ropa interior que en la mayoría de los comercios se ofrece para las prótesis. «Somos mujeres jóvenes y no tenemos por qué estar condenadas a llevar esos sujetadores tan horribles. Es ropa ortopédica. Tenemos derecho a sentirnos también seductoras», lamenta.

En una búsqueda incansable, y tras múltiples contactos con proveedores de todo tipo, han conseguido reunir una serie de productos «alternativos» a todos aquellos que tanto rechazo les provocó durante su enfermedad y, lógicamente, después de ella. «Hemos visto que hay otro tipo de lencería, de bañadores, adaptados perfectamente para las prótesis; hay pelucas normales, pero otras mucho más naturales; hay pañuelos de calle, pero otros más exclusivos para un evento especial... En definitiva, existen miles de artículos a nuestro alcance que pueden hacernos la enfermedad mucho más llevadera».

Ropa para estar cómodas en casa, cremas y cosméticos, a los que en breve se unirá una línea de moda para niños. «Hemos encargado a un diseñador de Marbella que nos haga pañuelos para la cabeza de distintos materiales y con los personajes favoritos de los más pequeños. También ellos tienen sus propias necesidades», defienden. Se trata de una iniciativa en la que quieren implicar a la Fundación Césare Scariolo.

El negocio está pensado como un centro integral aseguran sus promotoras que en Andalucía solo existe uno similar en Sevilla, por ello hacen hincapié en que en el local «no despachamos, sino que asesoramos». Buena muestra de ello es que han desechado el mostrador, lo ven como una barrera, por ello lo han sustituido por una mesa con sillas «para hablar y responder todas las dudas».

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